La guerra fría abierta por el caso Sogecable sigue perenne en las portadas del presente
El País del 26 de mayo pasará a los fondos del armario por su arsenal dialéctico contra el artífice del ladrillo. En la dieciséis del ejemplar. Luz Sánchez – redactora de Cebrián – enmarca a la caricatura de Sciammarella con un recopilatorio de testimonios provenientes de los aznarólogos más incómodos. Dicen las malas lenguas que el ex líder de la carpeta: "está cabreado como una mona". Cabreado como una mona porque, cito textual: "no soporta que se entre en google y se asocie su nombre con los sobresueldos de Bárcenas" Sin apoyo en la cúpula ni entre los barones – en palabras de Manetto – el regreso de José María a la Tribuna del Congreso solo sería aplaudido por políticos como Oreja.
Con el título: "El ego". La columna de Juan Cruz continúa arrojando municiones contra la perla de la derecha. Con un rigor más freudiano que periodístico, el autor de: "el sueño del Oslo", retrata para los suyos a un Aznar enojado y despechado. Un expresidente herido, que busca en el ataque contra PRISA y su partido, la mejor defensa para reparar su "narciso" distorsionado.
Es precisamente, la fealdad reflejada en el lago de la historia, la que justifica para la crítica: el regreso de un "cadáver político" a la parrilla de los vivos. El que fuera Dios en la España del ladrillo – en palabra de Jacinto – quiere volver como un héroe de "tebeo" para demostrar a su señora quién es el figura de su marido. El mismo figura que consiguió cambiar la flacidez de su barriga por la tabla abdominal de los guapos del gimnasio.
Los sables de PRISA continúan su ofensiva por el campo de batalla. Con el editorial: "Aznar, el tóxico", los escribas de Cebrián culpan al honorífico de las gaviotas del epicentro de la crisis. "Aquella euforia - se refiere a los felices tiempos aznarianos- no fue consecuencia de de una política que transformara el modelo productivo de nuestro país, sino el objetivo de un Gobierno decidido a recoger a corto plazo los beneficios políticos de la falsa sensación de riqueza que él mismo hinchaba y produjo". "El estallido de aquella burbuja – sentencia el periódico de la "izquierda" – seguimos pagándolo desde hace cinco años en desempleo y destrucción de riqueza". El final de la ofensiva finaliza con una batería de reproches acerca de la Guerra de Irak, la gestión del Prestige y las muertes del Yakolev.
La vuelta de Aznar ha servido para que El País recupere parte de sus "rojos" evaporados
En días como hoy, la guerra fría abierta por el caso Sogecable sigue perenne en las portadas del presente. La vuelta de Aznar a las primeras de la parrilla ha servido para que El País recupere parte de sus rojos evaporados. El fluorescente amarillo sobre los supuestos manuscritos de Bárcenas ha dejado atrás la "metedura de pata" de la instantánea de Hugo. El peor enemigo de José María enturbia la imagen narcisista en el lago de su historia. Sin apoyos en el bosque, el vuelo bajo del expresidente le impide ver con claridad a lo lejos del horizonte. A escasos metros de su periplo, los escuderos de Pedro J. peinan sus caballos para el momento de la contienda. Mientras tanto, el búho de la rama mira con recelo a los gatos que se esconden detrás de la basura. Hoy no hay luna.
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