Pongámonos en situación. Condado de Henderson (Texas). Setenta y ocho mil habitantes en la "América profunda". Desde hace treinta años, un grupo de vecinos coloca durante la Navidad un belén en el Ayuntamiento. Pura celebración. Ni una queja.En esto, llega una carta al buzón de Joe Hall, jefe del condado. Lleva membrete de Freedom from Religion Foundation [Libres de Fundamentos Religiosos, en traducción libre], un grupo laicista radical financiado por el millonario progre Georges Soros. Se calcula que tiene unos diecisiete mil miembros en todo Estados Unidos. El remite es de Wisconsin, a más de mil setecientos kilómetros de distancia. Dice la misiva que han recibido una denuncia sobre una representación navideña en un local de titularidad pública, que eso es inconstitucional y que o lo quitan inmediatamente, o tienen que representar al lado un poema dedicado al solsticio de invierno en el que se diga que no existen ni Dios ni el cielo. A Joe Hall no le gusta la carta, pero no tiene mucho que pensar. Coge su gorra de John Deere (la legendaria marca de maquinaria agrícola), se la calza en la cabeza, llama a la cadena News 8 y les cuenta la historia para que la sepa todo el país, historia que queda bautizada enseguida como "la guerra de la Navidad". Porque el jefe Hall no se anda con chiquitas. Mira muy seriamente a la cámara y dice: "Miren, yo soy un viejo tipo de pueblo. El que viene a mi casa buscando pelea, la encuentra. Y esto se lo digo desde lo más profundo de mi corazón". "Pero ¿van a retirar el Belén?", insiste el periodista. "Lo quitaremos cuando el infierno se hiele", responde Hall: "En mi vida he dado un paso atrás. No lo he hecho antes, no lo voy a hacer ahora".
El alcalde tiene el apoyo de todos los vecinos y por supuesto de todas las confesiones religiosas cristianas de la zona. En cuanto a George Soros, se ignora si tras ver la entrevista con Joe Hall ha preferido quitarse de en medio unos días y descansar durante las navidades en algún paraíso. Fiscal, o no.
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