Guerras de niños

Publicado el 08 febrero 2010 por Jaime

Ayer leí esto mientras iba en el autobús y, de verdad, se me pusieron los pelos de punta. Juzguen ustedes mismos este estremecedor testimonio:

"...Leo a veces que en América o en Europa un niño ha disparado sobre otro niño. Que ha matado a uno de su misma edad o a un adulto. Este tipo de información suele ir acompañada de expresiones de estupefacción y espanto. Pues bien, en África los niños llevan años, muchos, mucho tiempo, matando a otros niños, y en masa. A decir verdad, las guerras contemporáneas que se libran en este continente son guerras de niños.

Allí donde los combates se prolongan desde hace décadas (como en Angola o Sudán), la mayoría de adultos han muerto hace ya tiempo, por el hambre o las epidemias; quedan los niños, y son ellos los que continúan las guerras. En el sangriento caos que arrasa diferentes países de África, han aparecido decenas de miles de huérfanos, hambrientos y sin techo. Buscan quien los alimente y acoja. Allá donde hay ejército es donde resulta más fácil encontrar comida, pues los solados son los que tienen más oportunidades para conseguirla: en estos países las armas no solo sirven para combatir, también son un medio de supervivencia, a veces el único que existe.

Las guerras de niños se han hecho posibles también gracias al desarrollo tecnológico. Hoy las armas de repetición de mano son más ligeras y cortas; sus nuevas generaciones se asemejan cada vez más a juguetes infantiles. El viejo máuser era demasiado grande, pesado y largo para un crío. (...) Las armas modernas, al eliminar tales inconvenientes, solucionan estos problemas. Su tamaño se ajusta tan perfectamente a la silueta de un niño que más bien causan un efecto infantil y gracioso en un soldado alto y fornido.

El hecho de que el niño solo sea capaz de usar armas de mano, de alcance corto (...), ha hecho que los combates en las guerras de niños adquieran la forma de un choque directo, de un contacto físico, casi de cuerpo a cuerpo: los pequeños se disparan a quemarropa, hallándose a un paso los unos de los otros. Los efectos de estos duelos suelen ser aterradores, pues no solo mueren los que caen fulminados en el campo de batalla. Dadas las condiciones en que se desarrollan aquellas guerras, también pronto acaban muriendo los heridos: de hemorragias, infecciones y por falta de medicinas."

(Ébano, Ryszard Kapuscinski, 1998)

Pero claro, como pasa lejos...