No pude resistir la curiosidad de seguir el enlace para visitar el blog donde aparecía esta peculiar "guía". La sarta de estupideces que aparecen en las sucesivas imágenes es para ponerse enfermo, hasta el punto en que llegué a dudar de que fuese una historia real. Curiosamente, al final de la entrada, el bloguero indica el enlace del que ha tomado "prestada" la información, así que decido hacer otro clik.
En el blog La Huella Digital existe, efectivamente, la misma entrada, pero con la advertencia de que se trata de un bulo en la red y pidiendo disculpas.
En sus aclaraciones, Nacho dice que lo impresionante de Internet es que pronto tus propios lectores te ponen las pilas y te corrigen los errores, confirmando que esta Guía de la buena esposa es completamente falsa, ya que son imágenes que pertenecen a la serie de televisión "Las Aparicio", tal y como se demuestra con el siguiente vídeo:
Un ejemplo lo encontramos en la web Tortuga, o los textos sacados de "Economía doméstica para bachillerato y magisterio" (Sección Femenina 1958) que publica Besando Ranas.
Y lo peor de todo esto es comprobar que hoy en día existen personas con estos mismos pensamientos. No hace mucho pude ver en televisión a una chica joven defendiendo unos principios ideológicos trasnochados, ultra ortodoxos, que nada tenían que envidiar a la literatura fascista de la Falange. Se trata de personas que en pleno Siglo XXI no consideran a las mujeres como seres humanos plenos e iguales en derechos y libertades, sino algo así como mascotas o animales de compañía. Al fin y al cabo, piensan, la mujer salió de una costilla del hombre. En cuanto a las relaciones sexuales, no hay problema, con un pequeño gemido, basta.
Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho. (Pilar Primo de Rivera 1942).
La vida de toda mujer, a pesar de cuenta ella quiera simular –o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse. La dependencia voluntaria, la ofrenda de todos los minutos, de todos los deseos y las ilusiones, es el estado más hermoso, porque es la absorción de todos los malos gérmenes – vanidad, egoísmo, frivolidades- por el amor. (Medina, revista de la Sección Femenina, 13 de agosto de 1944).
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