Guía para sobrevivir al hotel de playa

Publicado el 17 julio 2013 por Iris Bernot @irisbernot
     Para todos aquellos que os vayáis a ir al típico hotel de playa en el que tenéis todo incluido o que ya estéis allí, aquí os presento una guía para sobrevivir a este tópico veraniego, porque es tan peligroso y salvaje como cualquier otra cosa salvaje y peligrosa que pueda haber en el mundo mundial. El verano es una estación llena de trampas calurosas y sofocantes, y el hotel de playa típico, ese en el que hay buffet libre y alemanes e ingleses en cantidades ingentes, no iba a ser menos.
Puede que esta guía pueda resultar innecesaria para algunos de vosotros, pero estoy segura de que la mayoría la sabréis apreciar, y hallaréis en ella una razón más para dar gracias a la vida de verano o a lo que sea por permitiros estar aquí, en esta tierra llena de rarezas y de políticos corruptos ( los políticos corruptos no tienen nada que ver con el tema de este post, pero me apetecía nombrarlos). Así pues, no voy a entretenerme más, y voy a pasar a presentaros la guía de supervivencia para hotel de playa.
- Levantáos a las seis de la mañana para coger hamaca en la piscina: No os adelantaréis a los alemanes que se levantan a las cuatro de la mañana para coger las mejores hamacas, pero lograréis que al menos os quede alguna un poco decente.
 - No os pongáis a mezclar comidas en el buffet. Todos comemos en los buffets como si no hubiera un mañana o como si fuéramos a pasar una semana en algún desierto, pero eso no significa que haya que mezclar lo dulce y lo salado sin piedad. El aparato digestivo tiene un límite, y después de tres bollos, tres huevos fritos, dos cafés, tres coca colas, un zumo de piña, una sopa de yo qué sé ( nunca sé de qué son las sopas, en serio), y un cola cao, es posible que decida cerrar la oficina y no aceptar nada sólido durante mucho tiempo.
- Dad esquinazo al animador del hotel: Hay que tratar de ser invisible para el animador del hotel, o de lo contrario pretenderá que juguéis al waterpolo a las tres de la tarde en la piscina en vez de echaros la siesta, o que juguéis a las adivinanzas veraniegas en vez de tomaros un café por ahí.
- No os animéis mucho en los espectáculos nocturnos del hotel: Si el cantante o el mago de turno ve que os animáis mucho, decidirá sacaros al escenario a hacer el ridículo delante de toda Alemania y de toda Inglaterra, y si encima quien está haciendo el espectáculo es el típico que lleva serpientes y lagartos drogados para que la gente los pueda tocar, os pondrá a alguno de sus narco-bichos alrededor del cuello y os cagar... patas abajo.
- No os bebáis las botellas que hay en la habitación: Si os bebéis las botellas que hay en vuestra habitación por eso de que os apetece cogeros una melopea en vuestro cuarto a lo atormentado de película americana, recibiréis una factura al dejar el hotel que os dará ganas de matar a alguien.
- No os hagáis amigos del camarero de la terraza del hotel. Si lo hacéis, éste acabará contándoos su vida cada vez que os sentáis a tomar algo, y acabaréis sufriendo por la vida tan perra y tan falta de cariño que ha tenido y llorando rodeados de horteradas y souvenirs horrendos en los tenderetes playeros 
- No vayáis a comer a las tres de la tarde: Yo entiendo que esa hora es bastante razonable para nosotros los españoles, pero tenéis que daros cuenta de que el hotel vive de los alemanes y de los ingleses que hay en él porque son el ochenta por ciento de sus clientes, y si vais a esa hora solo os quedarán los trozos de pollo que alguien ha devuelto a su sitio porque no le gustaban, las patatas fritas flácidas y oscuras que nadie quiere y las sopas que nadie sabe de qué están hechas ( que suelen ser todas, vamos).
- No intentéis coger el ascensor en hora punta: Cuando hay que bajar a comer los ascensores tienen más tránsito que el centro comercial el primer día de rebajas, así que bajad por las escaleras. Si estáis en la planta doce, por decir algo, podéis ir parando en los descansillos para comentar las jugadas del día con quien estéis en ese momento, y si estáis solos, podéis sentaros un poco a reflexionar sobre lo buenos que sois en todo y lo mucho que os moláis, por ejemplo.
- No entabléis conversación con la típica pareja pesada: Hay muchas parejas que se aburren el uno del otro y que van con el radar enchufado todo el tiempo para ver si pueden captar a otros que se estén divirtiendo más que ellos para tenerlos de bufones de la corte. Si entabláis conversación con este tipo de parejas, os encontraréis de repente escuchando la historia de su relación por fascículos y respondiendo a preguntas privadas e indiscretas que normalmente no contestaríais, porque os tendrán tan abducidos que no sabréis ni lo que hacéis.
- No cometáis el error de pensar que el zumo del hotel es zumo de verdad: el zumo que dan en el buffet es agua con polvos de colores, y eso es lo que debéis de tener en mente cuando os de por beberos  seis o siete. Pensad que la diarrea es algo muy incómodo cuando se está en la playa y el baño más cercano está en el típico chiringuito llevado por el típico señor al que hay que pedirle la llave del excusado ( excusado, ja, ja, ja, me hace gracia esta palabra, no sé por qué...) y al que hay que asegurarle que se va a usar el wc para hacer cosas del cuerpo y no para hacer otras cosas.
- No perdáis la paciencia con el mando a distancia de la tv: Los mandos a distancia de este tipo de hoteles están hechos para que la gente se desespere ( no sé por qué) y siempre están rotos, o solo funcionan para un canal o dos ( que suelen ser los más petardos) o tienen el volumen mal, y tan pronto te deja sordo la tv que la gente que sale en ella habla en murmullos. Pensad que se puede vivir sin tv, y tomadlo como una experiencia de desintoxicación de ésta.
      Bueno, espero que os haya parecido útil esta guía y que la pongáis en práctica. Yo me la voy a llevar conmigo cuando vaya a un hotel de playa, que para eso la he hecho yo... Que paséis un buen día, playeros...

jajjajaja, me acabo de meter un pepino y un tomate al bolso... Soy peligrosa y mala...