Guillermo de Orange-Nassau, Príncipe de Orange, apodado "el taciturno", fue uno de los mayores enemigos que jamás tuvo España. Pero quisiera aquí honrarle, porque fue grande, padre de una gran nación, los Países Bajos. Y aunque contribuyó a crear en torno a Felipe II y a nuestro país la leyenda negra, con mucha exageración y embuste, fue un hombre voluntarioso y enérgico, decidido a libertar a su país del dominio del imperio español. El retrato que Antonio Moro le hizo en 1555, que ilustra esta entrada, le representa a los 22 años, en plena juventud. Su rostro refleja ya su energía y determinación, las mismas que le acompañaron toda su vida.
Guillermo de Orange-Nassau, Príncipe de Orange, apodado "el taciturno", fue uno de los mayores enemigos que jamás tuvo España. Pero quisiera aquí honrarle, porque fue grande, padre de una gran nación, los Países Bajos. Y aunque contribuyó a crear en torno a Felipe II y a nuestro país la leyenda negra, con mucha exageración y embuste, fue un hombre voluntarioso y enérgico, decidido a libertar a su país del dominio del imperio español. El retrato que Antonio Moro le hizo en 1555, que ilustra esta entrada, le representa a los 22 años, en plena juventud. Su rostro refleja ya su energía y determinación, las mismas que le acompañaron toda su vida.