Lunes 19 de diciembre, 20:00 horas. Catedral de Oviedo, Concierto de Navidad 2011 de la Universidad de Oviedo (con el mecenazgo de la Fundación Caja Rural). Coro Universitario, Orquesta de cámara, Ana Peinado (soprano), Patricia Rodríguez Rico (soprano), Christian Carlo Gil-Borreli (contratenor), Ángel Arias Caballero (bajo); director: Joaquín Valdeón. Obras de Vivaldi y Guillermo Martínez (estreno absoluto). Esperar tres años para completar la escuchar número a número de este tríptico, del "gran oficio" que es la cantata de Guillermo Martínez Vega (1983) dedicada al maestro Valdeón, artífice de estos conciertos anuales de nuestra Universidad, ha merecido la pena. La elección de solistas (Bodegas Haragei como ya bauticé en su momento más el Cosecha del 83), una orquesta para la ocasión con grandes músicos de distintas formaciones asturianas (con Pedro Ordieres de concertino) y este Coro Universitario que tantas alegrías nos ha dado a la música del Principado ahora bajo el mando del propio Joaquín (quien también pasó como cantante) reverdeciendo éxitos de finales de los años 70 e inicios de los 80 (Guillermoaún no tenía ni pañales), redundaron en otro éxito para este nuevo estreno en Oviedo, auténtica factoría musical en plena crisis económica pero nunca de valores ni talentos. Si hay una obra que ha sido referente para los universitarios de mi época con el Coro ha sido el Gloria RV 589 de Vivaldi. Esta vez precedido de Ostro pieta. Introduzione al Gloria, RV 642 para soprano, cuerda y contínuo, con Ana Peinado de solista arrancando el Allegro. Ostro pieta desde el frío gélido de una Catedral a rebosar, que fue "tomando temperatura" pese a la falta de corriente en el órgano eléctrico que dejó el Recitativo. Si transit vana solo con cello y cojo, aunque el Allegro. Linguis favete nos hiciese olvidarnos rápidamente del "mal trago" (enhorabuena por la profesionalidad de seguir) y disfrutar antes de que llegase "pleno" el Gloria con el coro y dos solistas más, diríamos que los "habituales de estas citas", la soprano ferrolana Patricia Rodríguez Rico y el joven contratenor Christian Carlo Gil-Borreli, así como la orquesta perfecta para la ocasión (salvo pequeños desajustes lógicos en estos conciertos). Los tiempos vivos elegidos por Valdeón para el Gloria, personalmente algo excesivos, facilitaron bastante la interpretación vocal y aprovecharon la reverberación de San Salvador, contrastando diametralmente, como no podía ser menos en el Barroco, con unos lentos igualmente "masticables" (Et in terra pax), y las partes solistas bien llevadas no ya desde su ágil batuta sino por unas voces seguras, con proyección y articulación. Destacar el excelente empaste de las sopranos en el Laudamus te y el color vocal de un contratenor que está llamado a entrar pronto dentro del difícil círculo de los "sopranistas", dominando una obra del periodo que más se adapta al empleo de un registro que parece renacer de unos años para acá. Lo más esperado llegó con el estreno absoluto de la Cantata: Epifania d'oro, sogni di Magi de Guillermo Martínez, para orquesta, coro y las voces solistas de Patricia Rodríguez y Ángel Arias (bajo), novedad de registro en este "tríptico" que acabó redondeando una obra de referencia para las generaciones actuales y sobre todo posteriores. Perfectamente analizada por mi admirado Ángel Medina en las notas al programa, el lenguaje compositivo del "ovetense nacido en Venezuela" demuestra no ya dominio o conocimiento del oficio, siempre impecable y engrandecido tras el postgrado en Manchester recientemente finalizado unido a una vastísima cultura musical, sino, y sobre todo, un gusto compositivo para cualquier forma o formación que elija (y voy escuchando mucha de su amplia producción) pero sobre todo para la voz, coros y solistas -el paso por la Escolanía de Covadonga creo que se nota-, buscando en la orquesta, cuando así lo decide, un auténtico telón que se convierte en vestido realzador de las formas de un cuerpo esbelto y siempre bello. No hay nada al azar en esta "Epifanía", todo un regalo para las fiestas que comienzan. Los textos, los recitados desde los púlpitos, la alternancia de órgano y clave logrando el color preciso para cada número, el coro puntual, subyugante y subrayante, más dos voces que parecen elegidas para este cierre trianual, quién sabe si escuchadas y pensadas antes de llegar a los pentagramas (tendré que informarme, aunque Patricia Rodríguez Rico ha sido la solista en los tres años): el bajo manchego capaz de conmocionar además de emocionar, y la soprano ferrolana con potencia de seda, agudos penetrantes nunca molestos y una implicación total para cada nota emitida. Lo que tengo muy claro y este penúltimo concierto de mi año musical lo ha corroborado, es la grandeza como compositor de Guillermo Martínez. El Catedrático de Musicología lo lleva comentando desde la primera entrega en 2009, y quién mejor que una autoridad como Medina para finalizar con sus palabras: "... el verdadero ganador es el patrimonio asturiano de la música académica junto con todos los que hayan podido disfrutar de este regalo navideño de Guillermo Martínez". .