Guisantes: contra la fatiga y la depresión

Por Paloma Alós @eltercerbrazo


Pisum sativum es una planta herbácea de la familia de las leguminosas (Fabacea), más o menos trepadora, que tiene más de 8000 años de antigüedad y que es propia de la cuenca mediterránea, aunque muy extendida en todo el mundo.

Se consumen habitualmente sus semillas, aunque la vaina tierna, antes de que desarrolle guisantes, es muy apreciada en cocina.

Es una de las pocas legumbres que puede comerse cruda o cocida. Posee un altísimo contenido en vitamina B1, lo que hace que los guisantes sean buenos aliados para combatir la fatiga y la depresión…  y por supuesto aporta buen número de proteínas e hidratos de carbono y fibra insoluble, con muy pocas calorías, ya que de su composición, el agua ocupa el 76%. No debemos olvidar que para aprovechar bien las proteínas vegetales que posee el guisante, debemos combinarlo con cereales, como arroz, avena o maíz, ya que éstos suministrarán los aminoácidos esenciales que no poseen los guisantes. De tal modo, que si cocinamos por ejemplo un arroz y añadimos guisantes, obtendremos un plato nutricionalmente muy completo.

También nos provee de potasio, magnesio, hierro, calcio, ácido fólico y beta-caroteno. Todo ello confiere al guisante la capacidad de reducir los niveles de colesterol, de regular el tránsito intestinal o controlar los niveles de azúcar en sangre.

Hay que destacar que -al crecer en el interior de la vainas- es de los alimentos que menos riesgo tienen de contaminarse con productos químicos propios de los cultivos no ecológicos.

Consulta nuestra receta: Guisantes con jamón