Gustavo Nielsen, Premio Clarín de Novela

Publicado el 10 noviembre 2010 por Hellman

Ayer, en la entrega.
Y mientras esperamos leer Tres ataúdes blancos de Ungar (imagino que llegará para la FIL Bogotá), me entero por la Revista Ñ que Gustavo Nielsen ha ganado el premio Clarín de Novela por su libro La otra playa. Dicen allí:

Si le hubieran avisado que se convertiría en el ganador del XIII Premio Clarín de Novela , el arquitecto Gustavo Nielsen hubiera ido corriendo a ponerse una camisa. No fue así. No tenía idea y ni siquiera había preparado un discurso, como cuando resultó finalista con otra novela, El corazón de Doli .

Esta vez, asistió con una remera lisa y un look informal. No lo tenía fe a La otra playa –la obra que resultó ganadora. No había preparado ni un agradecimiento, pero tuvo una buena idea: “Me gustaría dedicárselo a Fogwill, que todos los años estuvo con nosotros y este año tal vez esté pero no se lo ve”, dijo al borde de las lágrimas y antes de pedirle al auditorio un minuto de silencio para recordar al autor de Los Pichiciegos .

Detrás del ganador contemplaban la escena los miembros del jurado Juan Cruz, Rosa Montero y Edgardo Cozarinsky, junto al Editor General de Clarín Ricardo Kirschbaum y el Editor Adjunto de Revista Ñ , Jorge Aulicino. Delante, miraba el auditorio –entre ellos, el Editor General Adjunto de Clarín , Ricardo Roa– en completo silencio. El silencio se cortó con un aplauso cerrado que además era para él: Gustavo Nielsen, 47 años, arquitecto, novelista. Mes de alegrías en casa de Nielsen: la semana pasada su mujer, Mori Ponsowy, ganó el premio de Novela Letra Sur.

En lo inmediato, la obra de Nielsen –que tiene otros ocho libros publicados y que en 2005 ganó un juicio en el que impugnaba el Premio Planeta otorgado a Ricardo Piglia– será publicada por el sello Clarín-Alfaguara y el autor se hará acreedor de cien mil pesos. En lo inmediato, claro, vienen muchas emociones para Nielsen. Pero todo empezó ayer a las 21.20, cuando los periodistas Mario Markic y María Areces dijeron el nombre de su novela. En el medio de los aplausos, Nielsen subió rápido al escenario. No trató de disimular la emoción, no había forma de que lo hiciera. Sólo atinó a quedarse parado con la mirada perdida y a llevarse la mano a la boca.

La otra playa cuenta la historia de dos matrimonios amigos que se reúnen para ver las diapositivas del viaje de vacaciones de una pareja en Brasil, que encontraron en unas valijas compradas en el Ejército de Salvación. Les inventan una historia, un pasado y un futuro. A partir de ahí, se abre un relato que combina el realismo con las historias de fantasmas.

Rosa Montero habló en nombre del jurado: “La novela de Gustavo es más original que la media, es arriesgada, es atrevida. Está llena de intrigas y de sorpresas. Es de un género fantástico y con un tono sutil. Es una novela de una estructura magnífica, que te mete en un mundo que se va moviendo constantemente, en corrimiento”, dijo. Sólo la interrumpió el teléfono celular del ganador, que una y otra vez volvió a sonar.

La ceremonia había empezado un rato antes. Llenó la sala la notable ausencia del Nobel portugués José Saramago –jurado del Premio Clarín desde 2005– quien falleció en junio. Hubo imágenes exclusivas de su viuda y traductora, Pilar Del Río. “Saramago era el hombre más empeñado en modificar al mundo que he conocido. Están sus libros, están sus amigos, tenemos su vivencia y tenemos su recuerdo”, dijo.

La emoción fue dando lugar a la tensión cuando empezaron las distinciones. Deborah Mundani ganó la segunda mención por El asiento vacío . Mundani recordó que el año pasado se había quedado con la primera mención. “No creo que termine la novela que estoy escribiendo para el próximo año, pero espero volver pronto”, señaló. La primera mención fue para María Inés Krimer, ganadora del Premio Emecé 2009 y varias veces finalista del Premio Clarín .

Cozarinsky explicó que el Premio Clarín es un termómetro que mide la temperatura de la literatura en nuestra idioma. “Estuvimos de acuerdo con la obra ganadora sin discusión”, dijo.

Nielsen se quedó con algunas palabras para el final. “ Soy un novelista de clase b o de clase c ”, dijo. “Es una novela que revela en cada capítulo cosas que los personajes se obstinan en esconder. Pero no cuento más porque quiero sorprender a los lectores”. Todavía no tomaba conciencia de que era él más sorprendido de todos.