Aunque es tradicional que en en tiempos de Adviento o de Navidad se interprete en casi todas las ciudades el oratorio más célebre de Haendel, lo cierto es que se estrenó en Dublín en cuaresma, el 13 de abril de 1742, nosotros en este punto seguiremos la tradición navideña que no sé muy bien a qué es debida, se me ocurre pensar en que podría ser por el propio nombre del oratorio, El Mesías.
En el año 2009 el director de escena alemán Claus Guth, al que se le ha encargado recientemente la inauguración de la temporada 2012-2013 de La Scala con Lohengrin bajo dirección musical de Daniel Barenoim, se encargó de realizar una versión escénica de la obra, algo que parece contradictorio en cuanto que la principal diferencia entre un oratorio y una ópera reside en su escenificación, sorprende todavía más si pensamos que El Mesías no es un oratorio dramatizado con personajes concretos sino que su libreto esta formado por fragmentos de Salmos, y del Antiguo y Nuevo Testamento que son interpretados por seres abstractos (soprano, bajo, coro...). Lo que no cabe duda es que estamos ante una apuesta arriesgada.
Intenté encontrar un hilo argumental y quedé perdido en la propuesta realizada por Guth para Viena, perdido y fascinado por la forma en la que está filmado (el director de vídeo es Hannes Rossacher), algo habia en esas imágenes que me atraía hasta el punto de quedarme pegado a la televisión y no sabía exactamente qué. era.. ¿Sería la realización videográfica?, ¿el trabajo de actores?, ¿los movimientos coreográficos? ¿o la mezcla de todas esas cosas? También me sedujo, por razones técnicas, la escenografía, la facilidad con la que se cambia de escena a través de un dispositivo rotativo. Me desconcertó un poco el ver a una señora traduciendo en lenguaje de sordos -lo podría entender si Claus Guth lo hiciera en todo momento y en todas sus produciones-. En lo que no me cupo la menor duda fue en que las prestaciones del Arnold Schönberg Choir, que en este caso debe cantar sin partitura y moviéndose en escena, y el Ensemble Matheus dirigidos por Jean-Chirtophe Spinosi son extraordinarias y el equipo de cantantes más que solvente: Susan Gritton, Cornelia Horak, Bejun Mehta, Richard Croft y Florian Boesch.
En definitiva, una propuesta distinta y visualmente entretenida para escuchar el oratorio de Haendel y reflexionar sobre nuestros manidos problemas existenciales: la vida, la muerte, la soledad, la icomprensión, la familia, la esperanza, la fe, la necesidad social de encontrar guías espirituales, la manipulación de masas, la corrupción... ¿Una pesimista visión de la sociedad contemporánea? Una prueba más de que entre la música contemporánea llamada clásica y el gusto del público actual hay un abismo.
Lo podéis escuchar íntegro, aunque nosotros saltaremos a uno de los momentos más navideños: