Su padre se casó con una de las mujeres más importantes de la época, Teresa Chacón, sobrina de Gonzalo Chacón, personaje influyente en la Corte. Casó con Teresa Enríquez, hija del Almirante de Castilla, y por tanto, pariente de Fernando de Aragón. Fue su hijo Diego de Cárdenas y Enríquez, quien recibió de Carlos I (1529) el título de primer Duque de Maqueda.
Tuvo gran protagonismo en la boda de Isabel y Fernando, el Tratado de Tordesillas y el nombramiento de Cisneros como cardenal de Toledo, permaneciendo siempre leal a la reina. Desde que Isabel era princesa, se puso a su favor en las luchas civiles durante el reinado de Enrique IV. Se le nombró Maestresala de la princesa. Más adelante, cuando Isabel alcanzó la corona, obtuvo el cargo de Contador Mayor del reino. Vivió siempre al lado de los reyes, acompañándoles a cuantos lugares marchaban.
Tras su fallecimiento en Alcalá de Henares, fue enterrado en la Iglesia de San Pedro de Ocaña (Toledo), localidad en la que residió y levantó numerosas fundaciones.
Trayectoria
Resumen de los hechos más importante de su vida:
Alojó a Isabel en su palacio de Ocaña durante la guerra civil.
Mayordomo Mayor del Príncipe Juan, hijo de Isabel.
Negociación de las condiciones de rendición de Málaga para que se hicieran de la manera más humanitaria posible.
Estando prohibido que los nobles construyeran castillos, se le autorizó a completar la muralla de Torrijos, reconstruir el castillo de Maqueda y levantar el castillo de San Silvestre, en Toledo.
En 1494 fue encargado de redactar los acuerdos con Portugal en el tratado de Tordesillas.
Fue nombrado Maestresala de la Reina tras dejar el cargo de Contador Mayor del Reino que pasó a manos de Gonzalo Chacón, el pariente de su esposa.
Fue el encargado de negociar el matrimonio de la princesa Juana la Beltraneja con Alfonso V de Portugal, proponiendo la dote.
Fue escolta a la princesa Catalina de Aragón en 1501 hasta La Coruña para ir a casarse a Inglaterra con Arturo Tudor, príncipe de Gales.
Acompañó a la reina Isabel y a su hija Juana a Laredo para despedir a la princesa que iba a Flandes a casarse con Felipe el Hermoso.
El 13 de diciembre de 1474 en la proclamación de Isabel la Católica como Reina de Castilla, abría la comitiva sosteniendo una espada cogida por la punta,la empuñadura en alto, a la usanza española, para que, vista por todos, hasta los más distantes, supieran que se aproximaba la autoridad Real.
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