El mítico personaje de Sherlock Holmes ha sido llevado a la gran pantalla y a la televisión en más de doscientas ocasiones a lo largo de la historia. Sus aventuras han sido presenciadas por generaciones enteras de espectadores. Grandes actores le han interpretado (Basil Rathbone, Peter Cushing, Christopher Lee, Stewart Granger, Michael Caine, Christopher Plummer, Peter O'Toole, Jeremy Brett, y tantos otros) y casi todas las novelas de Arthur Conan Doyle han sido adaptadas.
Por consiguiente, era necesario que una versión que fuera a producirse ahora contara con elementos nuevos que aportaran algo diferente a lo visto hasta el momento. Lionel Wigram fue el que dio con la clave para que eso fuera posible cuando escribió un borrador de guión (en forma de comic book) que mostraba facetas nuevas de Holmes y Watson.
Wigram rebuscó entre los escritos de Conan Doyle y encontró una serie de trazos que le sirvieron para plantear una nueva aproximación a los personajes. Unos indicios que se incluyen en las novelas sobre las técnicas de lucha de Holmes y un Watson más activo en su papel de ayudante, fueron la base para la construcción de un argumento en que ambos personajes regresaban al cine de una forma nunca vista hasta ahora.
Finalmente, Wigram consiguió que el influyente productor Joel Silver se embarcara en el proyecto y con eso fue más fácil que Warner Brothers invirtiera en el film. El primer guión fue revisado y ampliado por Michael Robert Johnson, Anthony Peckham, y Simon Kinberg.
Con el proyecto ya confirmado, se buscó a un director británico joven e innovador que pudiera trasladar a la pantalla, con eficacia, un material tan rompedor con la imagen tradicional. Estas características parecían concordar completamente con Guy Ritchie, un realizador que, una vez liberado del yugo de Madonna, parece que ha vuelto a recuperar el brillante estilo cinematográfico que le caracterizó en sus inicios.
Ritchie quedó entusiasmado con la idea y se puso a trabajar en la selección del reparto. Joel Silver fue el que propuso a Robert Downey Jr. para dar vida a Holmes aunque Ritchie mostró sus dudas inicialmente ya que creía que, además de ser norteamericano, era demasiado mayor para el papel teniendo en cuenta que la historia que se explica se sitúa al inicio de sus aventuras como detective. Pero el talento de Downey convenció a Ritchie en cuanto realizó una prueba de cámara. Por lo que respecta al personaje del doctor Watson, Jude Law fue contratado después de un screen test con Downey en el que se vio la buena química que se establecía entre ambos actores, algo absolutamente fundamental para que el film pudiera funcionar.
Tras ver el film he tenido la sensación de presenciar un gran espectáculo, con una recreación de los escenarios del Londres victoriano absolutamente maravillosa. El vestuario, los decorados, todo de primer nivel. Y la pareja protagonista excepcional. Robert Downey Jr. es un actor fantástico, el mejor de su generación, y por fin, una vez que ha dejado atrás su vida disipada, está obteniendo el reconocimiento que merece. Sólo su largo historial de adicciones y problemas con la justicia le impidió consolidarse. Pero, desde hace cinco años, ha puesto orden en su vida y profesionalmente está destacando en todas y cada una de las películas en las que interviene. En este film, consigue crear un Holmes bohemio, caótico, y brillante. Una dimensión del personaje, nunca vista hasta ahora, que supone el gran motor de la película. Jude Law también marca su terreno en el papel de Watson. Es serio, formal, pero también un hombre de acción, antiguo militar en las campañas de la India, y consumado dominador del arte de la esgrima. Un contrapunto fantástico a Downey que permite que la relación que se establece entre ambos deje grandes momentos.
Ahora bien, el acertado trabajo de los actores y la puesta en escena brillante, no ha conseguido evitar que tuviera una sensación agridulce. Y eso viene determinado por el propio argumento de la película. Y es que a este film le he visto demasiado su intención de convertirse en un prólogo para lo que vendrá después. Toda la historia que se nos presenta, con Holmes enfrentandose al villano Lord Blackwood, es sólo una excusa para introducir a un personaje que, entre las sombras, empieza a hacer sus movimientos. Y ese personaje, por todos conocido, ofrece una perspectiva más interesante que la que hemos podido presenciar en esta cinta.Estamos, por tanto, ante una película de presentación de personajes, con una trama central poco relevante para lo que podía esperarse, pero con una promesa de continuación interesantísima.
A mí me ocurrió que, cuando más me empezaba a atraer el argumento, la película termina de una forma ciertamente abrupta buscando descaradamente dejar al público ávido por ver su secuela. Sin embargo, esto podría haberse hecho igual pero ofreciendo una mejor trama en esta película con un villano que tuviera algo más de empaque.
En conclusión, estamos ante una película con momentos brillantes, con un gran reparto, con una estética visual innovadora, pero que promete más de lo que da. De todas formas, la secuela que ya se está preparando va a tener elementos sumamente interesantes que pueden convertirla en un film mucho más completo. El nuevo reto que se cierne sobre Sherlock Holmes es verdaderamente apasionante y exigirá lo mejor de él. Enfrentarse a su archienemigo por primera vez será un autentico reto puesto que se trata de alguien que utiliza su gran capacidad intelectual para pérfidas intenciones, lo cual le convierte en un rival excepcionalmente peligroso. Me quedo, pues, con esta premisa aunque recomiendo fervientemente ver la película por su buena factura y por el deleite que ofrece Downey Jr. siempre que se pone ante la cámara.