“¿HA MUERTO MAMÁ?” de Vigdis Hjorth

Publicado el 01 febrero 2023 por Marianleemaslibros

"La madre nota la lucha por ella, independientemente de que la madre sea buena y aceptable o inaceptable, hay una lucha por ella, sobre todo cuando los hijos son pequeños se lleva a cabo una lucha sangrienta por la madre, la familia es un campo de batalla, la madre es la reina, y la madre, que no es reina en ningún entorno más que el familiar, disfruta de su posición de reina y la alarga todo lo que puede.
Quizá la batalla sea más sangrienta y brutal cuanto menos aceptable sea la madre, tienen que luchar encarnizadamente por los pocos favores que ella ofrece, y a muchas madres les gusta la lucha y el ciego cariño que generan en alguno de su prole, y se nutren de sus expresiones de añoranza por el calor y las atenciones maternas, se imaginan que son la prueba de su capacidad como madre y ser humano, y procuran por ello, consciente o inconscientemente, estimular la lucha y alargarla, y los hijos no lo ven, solo quieren más de la madre."


Vigdis Hjorth (Oslo, 1959), es hoy en día una de las escritoras más célebres de Noruega. Vive en Asker, a las afueras de Oslo, con su marido y sus tres hijos. Estudió ciencias políticas, filosofía y filología y cuenta con varios Premios y una gran cantidad de obras en su haber, desde su primera novela publicada para adultos en 1987. “La herencia” (2016) fue la primera novela traducida al español (en 2019) y originó mucha polémica en su país, por tocar el tema del incesto. En 2022, se ha publicado también en España “¿Ha muerto mamá?”


La trama a grandes rasgos sin spoilerJohanna regresa a su ciudad natal, donde pasó su infancia, adolescencia y adultez hasta que un buen día decidió abandonarlo todo y huir a Estados Unidos con su nuevo amor, Marcos, el que por aquel entonces era su profesor de arte. Atrás quedan su marido, sus padres y su hermana Ruth, con los que poco a poco ha dejado de tener contacto. Algunos mensajes sueltos impersonales y escuetos al principio de Ruth, únicamente para comunicarle hechos importantes sobre la familia, como cuando falleció su padre. Su decisión de no aparecer por allí, de no asistir ni al entierro ni al funeral, fue lo que provocó la ruptura total de lazos y el distanciamiento definitivo. 
Han pasado treinta años, ahora tiene sesenta, Marc ha muerto y está sola, bueno tiene un hijo, John, que ahora no vive con ella. Es pintora y le han propuesto exponer su obra en la ciudad que fuera antaño su hogar, una obra un tanto polémica, ya que entre sus cuadros hay una serie sobre una madre y una hija que probablemente aún mete mas el dedo en la llaga. 
Johanna alquila una casita junto al fiordo y una pequeña cabaña en el bosque a las afueras de Oslo, que le sirve de refugio e inspiración. Mientras recorre la ciudad y su antiguo barrio, no puede evitar recordar, revivir esos momentos del pasado, algunos buenos, la mayoría malos, porque no tuvo una infancia feliz, ni unos buenos padres. Al principio se conforma con espiar a su madre desde fuera de su casa para saciar su curiosidad, para saber cómo vive, cómo es ahora con ochenta y muchos años, y la sigue de lejos cuando Ruth la recoge para acompañarla al cementerio o a la parroquia. Pero cada vez va necesitando más y más, no puede evitar intentar contactar con ella, buscando desesperadamente un encuentro, llamándola y volviéndola a llamar insistentemente, aunque nadie le coja el teléfono. ¿Será que Ruth se lo tiene prohibido? ¿Será que su madre no quiere saber nada de ella definitivamente? ¿Será que la humillación sufrida por el abandono del matrimonio y de la familia haya conseguido herir más a su madre que el hecho de perder a su hija? 
Johanna no sabe lo que le está pasando, no se entiende ni a sí misma, ella que pensaba que su madre estaba muerta para ella, al igual que probablemente ella lo está para su madre, ahora no deja de dar vueltas alrededor de su casa, aún sabiendo que allí no es bien recibida, viendo de qué manera podría tener esa conversación pendiente y tan necesaria.

Queda lo peor, pero lo más largo está hecho. Mi padre ha muerto, y yo creía que mi madre había muerto dentro de mí, ¿por qué quiero resucitarla? ¿Es eso lo que quiero? Si quería estar alegre y contenta, tenía que olvidarme de mi madre y de mi padre. Decirle a mi corazón que se tranquilizara detrás de las costillas, ¡no te retuerzas tanto, corazón! Pronto iré donde está mi verdadera madre, el bosque en el que he construido mi nido.

Su mente gira y gira, retorciendo hasta su propio dolor e imaginando como habrían y habrán sido las cosas, y como lo son ahora respecto a ella, se responde a sus preguntas, a sus propias dudas. ¿Acaso su madre no siente una pizca de curiosidad por saber qué ha sido de su vida, por conocer a ese nieto que sabe que tiene? ¿Conseguirá hablar con ella y aclarar las cosas? ¿Será posible la reconciliación?
Nunca he hablado abiertamente con ella. Por muy elocuentes que fuéramos las dos, cada una a nuestra manera, nunca hablamos abiertamente.

Los puntos fuertes de la novela
Personajes: el único personaje que conocemos de primera mano es el de Johanna, porque ella nos habla en primera persona. Los otros dos importantes, el de la madre y la hermana, Ruth, los conocemos únicamente a través de sus ojos, de sus propias vivencias, y elucubraciones:
Johanna, es la hija que pretende por todos los medios arreglar las discrepancias del pasado con su madre y hermana. La hija que tiene esperanzas de que su historia termine como en la parábola del hijo pródigo, ¿acaso no se dice que los padres siempre perdonan a los hijos cuando estos regresan, estén o no arrepentidos? 
Porque con los padres y los hijos se suponen muchas cosas, demasiadas. Ese amor supuestamente incondicional que todo lo perdona, que todo lo redime. Pero sabemos que eso no es así, que la vida real no es así. Johanna reinventa en su imaginación a su hermana y a su madre, sus comportamientos actuales basados en sus recuerdos.
Me imagino a Ruth llamando a la puerta de nuestra madre, y a nuestra madre abriéndole y contándole algo sarcástico pero divertido sobre Rigmor, que le hace reír. Puede que sea divertido ir a ver a nuestra madre. Pero también es fácil imaginarse que resulte pesado, porque, aunque podía ser ligera, se compadecía a menudo de ella misma, lo que seguramente sigue haciendo. Alguna que otra vez, en medio de toda esa autocompasión, mi madre se reía de su actitud autocompasiva, y cuando mostraba autoironía, eran momentos liberadores. Noto un agradable calor al pensarlo. Pero me imagino que ahora mi madre rara vez muestra autoironía. ¿Porque es vieja y necesita ayuda, y no tiene ya ese exceso que exige la autoironía, y porque se siente traicionada y difamada por mí?

Johanna pretende entender la conducta en el pasado de su madre, quiere averiguar si todavía puede quedarle algo de cariño hacia ella, o si se habrá disuelto por completo. Necesita urgentemente rellenar ese vacío doloroso que la ausencia de una madre ha dejado en ella.
Ruth, es la hermana de la hija pródiga, la menor que también sufrió, que tal vez nunca comprendió ni perdonó el abandono. Después de tanto tiempo cuidando ella sola de sus padres, habiéndose ganado a pulso la atención de la madre, quizás ahora no está dispuesta a perder esa exclusividad, y la siga queriendo solo para ella.
Ruth está esperando a nuestra madre. Se conocen muy bien. Ruth es la persona más cercana a nuestra madre. Ruth es la persona que mejor la conoce y más pendiente está de su vida y su salud. Me imagino que Ruth es estricta, seguramente se pregunta si nuestra madre piensa en mí más de lo que da a entender. Quizá tema que mi madre me eche de menos, igual que una esposa que ha perdonado la infidelidad de su marido para salvar el matrimonio se pregunta luego si el hombre echa de menos a su amante alguna vez, solo lo perdido se posee para siempre. Para el hijo abnegado y fiel, tiene que ser desesperante que los padres sueñen con el hijo descarriado. Yo no creo que sea así. Creo que las personas que pasan mucho tiempo juntas se funden en una dependencia recíproca de lazos que crecen y se refuerzan, aunque los lazos también pueden reprimir y corroer, en particular los que son difíciles de romper, los que rozan el cuello o el tobillo, donde la piel es fina.

La madre: quizás su vida no fue nada fácil, con un marido que siempre imponía su voluntad y al que le costaba enfrentarse incluso para defender a las hijas. Quizás se sintió demasiado humillada y ridiculizada por el comportamiento de su hija mayor y ahora es incapaz ¿o no? de perdonarla.
El miedo hace a la gente inventar cosas como mi madre me inventa en mi ausencia, y me hace peor de lo que soy. Pero es probable que sienta más disgusto que miedo.

El tema principal de la novela es la relación madres-hijas y el desapego familiar. Aunque la historia introduce al lector en los entresijos, los recovecos de esas complejas relaciones, las reflexiones que se hace Johana, sus preguntas y sus propias respuestas, sus sensaciones, servirían, se podrían extrapolar a cualquier relación nuestra de esas que creemos imprescindibles e irrompibles, pero que al final acaban rotas, relaciones entre amig@s, hermanos que dejan de hablarse, de verse. Porque ¿Quién no ha perdido por el camino de la vida a alguien importante y en algún momento de esa vida, después, no ha pensado en intentar retomar la relación, o intentar volver a saber qué ha sido de esa persona? ¿Quién no ha sufrido en sus propias carnes esos silencios alimentados por el orgullo mutuo, que nos separan cada vez más de nuestros seres que algún día fueron queridos y que crean abismos cada vez más profundos e insoldables? 
Por ello, es muy fácil sentirse identificad@ con las emociones de Johanna, sentir empatía hacia ella, porque seguramente nos hayamos planteado en mas de una ocasión alguna de las incógnitas que Johanna se plantea y llegado a sus mismas conclusiones.
También se tratan otros temas interesantes:

Las luchas entre hermanos desde que son muy pequeños para ganarse el favor y las atenciones de la madre.
¿Son el odio y el rencor sentimientos más poderosos e intensos que el amor? Pero claro, eso suponiendo que sí haya habido o siga habiendo verdadero amor entre madre-hija, que no siempre es así, o que la madre y la hija no estén influenciadas fuertemente por otra hija o algún otro miembro de la familia al que no le interesa la reconciliación. 
Para poder vencer la autodegradación y el autodesprecio es necesario que la vergüenza se convierta en rabia, pero mi madre se enfadaba conmigo y mis intentos de independizarme, y esa rabia que podría haber movido su mundo se había vuelto impotente.

¿Tiene un hijo la obligación de cuidar y mimar a su padre-madre en la vejez, incluso aunque este no hay sido un buen padre-madre, solo por el hecho de ser sangre de su sangre? Yo por mi parte no lo veo así. Creo que el amor hay que ganárselo, es imprescindible sembrar durante toda una vida para después recibir cuando se llega a viejo.
Yo creía que estaba dibujando a mi madre, pero me dibujaba a mí misma, creía que indagaba a mi madre, pero me indagaba a mí misma, ¿no me acercaba a mi madre y al mundo de mi madre con mis lápices, sino solo al mío? Obviamente no era un pensamiento nuevo, pero de repente se volvió concreto y claustrofóbico, ¿nuca podría sentirme cercana a nadie?

La culpa: por mucho que Johanna siga convencida que tuvo sobradas razones para irse de su ciudad y abandonarlo todo, no puede evitar sentir cierta culpa, que pretende sacudirse hablando y arreglando las cosas con su madre. Se pregunta también si su madre sentirá y reconocerá la parte de culpa que le toca.
La autora escribe muy bien. Su prosa es cuidada, la ambientación muy buena (el frío, la niebla de Oslo) y sabe meterse a la perfección en la mente de una hija que añora a su madre perdida, no porque esté muerta, sino porque no se habla con ella desde hace más de treinta años. Se dice que muchas de sus novelas tienen grandes dosis de autobiografía, y me pregunto ¿habrá pasado por esto, habrá pensado, sentido lo mismo que Johanna? 
Me voy a la cabaña de madera del prado y cierro la puerta, pero el viento ruge y aspira, la lluvia cae a cántaros y aporrea, los pensamientos se tejen y yo me retuerzo porque: Estoy sola. El corazón da sacudidas y saltos, encerrado detrás de las costillas. Me convertí en una persona sin hogar, sigo siendo una persona sin hogar, y el desasosiego no cesa. El granizo azota el cristal de la ventana, y hay dientes que roen las paredes, nudillos en las puertas, patas que andan, seres que suspiran y quieren entrar, y llega el miedo y la gran oscuridad de los bosques, y encima de mí cuelga el cielo como una piedra a punto de ahogarse.

Resumiendo: “¿Ha muerto mamá?” es una historia muy emotiva e intensa, que pudiera parecer un poco lo de siempre, pero que al contrario es peculiar y bastante compleja en su fondo, con reflexiones muy interesantes sobre las relaciones padres-hij@s. Son 342 páginas con capítulos cortos, plagadas de sentimiento, de pura realidad, muy realista, muy de “así es la vida”, “así son las cosas”.
Si supiéramos lo que nos marca la infancia, nadie tendría nunca hijos.

¿Os recomiendo leer esta novela? por supuesto, porque la historia es de las que golpean, te sacuden, porque no puedes evitar ponerte en la piel de esa mujer que tan solo quiere y desea recuperar a su madre. Me ha gustado mucho como escribe Vigdis Hjorth, y tengo en mente leer pronto “La herencia”, esa obra que tanta polémica causó en su país. Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: