A las 6 de la mañana me levantaba para escribir este blog e ir en coche al colegio. Como no, aunque yo siempre compruebo mis presentaciones, me llevé mi ordenador, mi proyector y mis pendrives repetidos por si las moscas. Efectivamente, al colocar mi presentación en el portátil del colegio no funcionaba; lo sustituimos por el mío y santas pascuas.
De esta charla me llevaré un recuerdo imborrable de las preocupaciones de dos niñas que quisieron hablar hablar conmigo en privado. Una de ellas, muy alta y desarrollada, a la que sus compañeros, en ocasiones, la llamaban "la jirafa" para hacerla rabiar curiosamente le preocupaba quedarse "bajita". Le habían comentado -un hecho que la mayoría de padres creen erróneamente- que "después de la regla ya no se crece". Eso no es cierto y así se lo comenté además de explicarle el desarrollo en la mujer. La otra, le puso la piel de gallina a mi esposa cuando yo le contaba la historia, me vino a ver porque su padre tenía un cáncer y su abuela había fallecido de los mismo. Me di cuenta enseguida de que estaba triste y preocupada tanto por su padre como por ella misma-¿podía tener un cáncer también? Como vi que era serio nos sentamos a charlar en el aula mientras los compañeros iban a hacer el baile hip-hop; creo que pude tranquilizarla mucho y se fue a bailar (en las fotos los verán con la monitora disfrutando como camellos).
Al acabar todos los niños nos pidieron autógrafos; me quedé pasmado de lo agradecidos que estaban. Firmé más de 60-70 porque querían, además, alguno para su familia. Yo estaba sentado en el suelo del gimnasio rodeado de niños y no veía nada. Cuando acabé, al levantar la cabeza, estaba la niña del papá enfermo y sonriendo me dijo dándome un librito que le habíamos dado sobre el cáncer "quiero que me hagas una dedicatoria". No sólo lo hice sino que le pregunté si tenía Facebook y al decirme que sí le prometí que en cuanto llegara al primer ordenador le pediría "entrar en su muro". Y así ha sido, ya estamos conectados.