Eva y Jorge
La cineasta venezolana Fina Torres ha logrado llenar las salas de cine con la producción nacional Habana Eva, una película que ha sido apoyada en masa por la audiencia venezolana y que de igual modo se ha exhibido exitosamente en festivales internacionales. Habana Eva es un esfuerzo sincero de la cineasta por presentar una comedia romántica ambientada en la capital cubana con relativo éxito. Eva (Prakriti Maduro) es una costurera atrapada en un sistema que desinhibe la creatividad individual y que sueña con ser una diseñadora de moda reconocida, quien se ve envuelve en un triángulo amoroso.
Torres se arriesga a nadar en las aguas profundas de la comedia romántica sin mucha ayuda en el equipo de producción y casi se ahoga en esfuerzo. Habana comienza como una cándida historia romántica al más puro estilo de telenovela, para luego sutilmente girar hacia el género de comedia ligera tomando como argumento la banalidad de la aburrida vida cubana, plagada del fastidio del comunismo, para inusitadamente adentrarse en el realismo mágico y así no tener que desarrollar el trama ni el argumento y dejarlo todo en las manos de la ilógica fantasía latinoamericana. A tal punto que la iniciativa privada próspera en pleno corazón de los rojos y con la ayuda del más allá. Jorge (Juan Carlos García), es un venezolano de origen cubano que viaja a la isla para levantar un catastro de las antiguas propiedades de la familia (¡en pleno comunismo!) y actuando bajo la apariencia de un fotógrafo conoce a Eva, una encantadora chica cubana y por allí comienza el romance que la hace romper con Angel (Carlos Enrique Almirante), su antiguo e indolente novio cubano. Resalta la actuación de la actriz cubana Yuliet Cruz en su papel de Teresa, prácticamente la única actuación cómica meritoria de toda la cinta.
El film logra una gran maestría de la dirección artística y de la fotografía, siendo sencillamente exquisita, aunque presentando todos los lugares comunes de La Habana bien conocidos por todos en el planeta: el malecón, la plaza de la revolución, la asamblea nacional, la habana vieja, centro habana, los anticuados autos americanos. Lo cual no deja de ser más que una propaganda para visitar la encantadora isla museo, porque de otra manera, ¿qué sentido tendría firmar en tanto locaciones comunes?, aunque igual hay que reconocer la fotografía y la dirección de escena.
No entendí como es que si los personajes eran cubanos, todos tenían acentos venezolanos, todos menos Teresa, ¡hasta el gallo! Pero esto no debe tomarse como una crítica sino más bien como un reconocimiento a mi ignorancia, pues de seguro en La Habana la gente habla igual como en la Valencia o la Barcelona venezolana. También resalta, como en la otra película venezolana que tuve la oportunidad de ver este año, Hermano, en la cual la ausencia de un diálogo inteligente y profundo deja en evidencia un mal guión que no estaba listo para ser filmado. Pareciera que en la Venezuela donde abundan buenos escritores, nadie supiera escribir material de altura para el cine. En donde Habana Eva si supera a Hermano, a parte de la dirección de Torres, es en la música, pues el estilo tropical y de reggaetón es el más apropiado para esta producción. Lamentablemente, juega en su contra el hecho de que, a falta de diálogos se le ocurriera a la directora, rellenar y rellenar minutos tras minutos de cinta cinematográfica con música y más música, música y baile, y así nadie hablaba y el trama se queda flotando en la inercia de un mundo sin sentido. Al punto que la película a ratos parece un video clip, montado uno tras de otro. Eso se llama abusar de la banda sonora. Ahora si lo que se pretendía era hacer un musical, habría que haber puesto a bailar guaguancó a todo el mundo y más ná. Con todo, es un como siempre un buen esfuerzo de hacer cine nacional. En lo personal, sólo recuerdo a Almodóvar como el único que ha introducido elementos absurdos y cómicos a una trama, sin caer en lugares comunes y eso porque sus personajes son fuertemente desarrollados y absolutamente originales. En cuanto a eso de darle un final feliz, créeme eso de finales felices es cosa de Hollywood y no precisamente lo que se quiere hacer en la villa del cine.
Yuliet Cruz