Hábitos súper efectivos para mejorar tu creatividad

Publicado el 17 febrero 2016 por Javier Díaz Sánchez @javierdisan

Cuando hablamos de herencia pensamos en genes o en euros pero hay otro aspecto que no debemos ignorar, nuestra herencia cultural. Los seres humanos somos la única especie que educa a sus crías y en este proceso de aprendizaje continuo reestructuramos nuestro cerebro. Eso nos convierte en seres parcialmente moldeables que pueden desarrollar o inhibir algunas capacidades dependiendo de los condicionantes del entorno. Pero antes de que nos pongamos fantásticos con las posibilidades del ser humano, insisto en lo de parcialmente. Nos guste o no, nuestra genética se cobra el 50% de cómo somos tanto en lo físico como en lo comportamental. Sí, desde el mismo momento de nacer ya venimos equipados con nuestro carácter y con amplio repertorio de comportamientos. De hecho, existe una disciplina en psicología que se denomina genética conductual de la que se habla extensamente en "El mito de la educación" de Judith Harris o "La tabla rasa" de Steven Pinker (dos libros muy recomendables). En cualquier caso, a pesar de los límites que impone la biología, es justo reconocer que el factor ambiental también juega su papel (el eterno debate entre naturaleza y educación). De ahí que se insista en la importancia de entrenar ciertas capacidades y de adoptar determinados hábitos en nuestra vida cotidiana con el objetivo de potenciar, amplificar o expandir nuestros aprendizajes y capacidades cognitivas.

En el caso de la creatividad, entendiéndola como una forma de interpretar ciertos inputs de información y de generar ideas originales a partir de ellos, algunas habilidades son particularmente interesantes. Bajo mi punto de vista, las más importantes son las que describiré a continuación.

Hábitos de observación, reflexión e investigación

La observación no es mirar fijamente algo sin más (eso sería más bien mirar a las musarañas). La observación es centrar nuestro caudal atencional en algo que nos genere el suficiente interés como para plantearnos preguntas. ¿Por qué el cielo es azul? ¿cómo consiguen los tiburones nadar tan rápido? ¿qué patrón de exploración siguen las abejas cuando buscan polen? etc.

Por su parte, para que la observación nos conduzca a algún tipo de conclusión o desenlace es necesaria la reflexión. De ahí que sea tan importante que intentemos inculcar esta actitud desde la infancia. Ni que decir tiene que para los profesionales de la educación debería ser un objetivo de primer orden fomentar entre los alumnos la reflexión crítica sobre las experiencias de la vida, los eventos sociales y culturales y sobre la propia situación social. Ten en cuenta que si creatividad consiste en pensar de forma diferente (o fuera de la caja), es condición indispensable que el individuo elabore sus propios puntos de vista.

Por otro lado, a partir de las preguntas que se desprenden de la observación y de la reflexión llegamos a otro hábito esencial para el pensamiento creativo, la investigación. Las personas que se quedan en las preguntas y no hacen nada por despejar estas incógnitas, no logran avanzar. Su interés quedará reducido a un mero acto de contemplación. Por el contrario, las personas que invierten tiempo y esfuerzo en resolver estas dudas, terminan por entrar en una dinámica muy productiva en la que cada pregunta suele engendrar una nueva incógnita.

Habilidades de comunicación y hábito de lectura

El hábito de investigar suele ir ligado a otra actividad de enorme importancia en el desarrollo del pensamiento creativo, la lectura. Ésta es particularmente importante porque la riqueza de lenguaje y del acervo cultural favorecen las asociaciones conceptuales en las que se basa la creatividad, o dicho de otro modo, ayuda a establecer conexiones entre ideas aparentemente inconexas. Además, la lectura facilita el desarrollo de las habilidades comunicativas que mejoran nuestras interacciones con los demás, y por ende, facilita la hibridación de conocimientos. Y encima cuando nos comunicamos con otros y verbalizamos nuestras opiniones, este proceso ayuda a concretar las ideas elaboradas en la mente, y de alguna forma, nos ayuda nuevamente a reflexionar sobre ciertos detalles que quizá hemos obviado. Paralelamente, la interacción con otros sirve como estímulo ya que aporta puntos de vista complementarios al propio y permite descubrir otras formas alternativas de aprender y comprender la realidad.

Hábito de tomar decisiones

Ten claro que a no ser que estés dispuesto a equivocarte nunca obtendrás algo original. En la infancia, esta idea no tiene mayor repercusión porque solemos ignorar el miedo al error. Tendemos a ser más espontáneos, asumimos más riesgos, y por tanto, la creatividad fluye de manera natural. El problema es que esta tendencia se va invirtiendo con el paso de los años hasta el punto de que aprendemos a ser "no creativos". Por esta razón, padres, madres y educadores en general deberían apostar por actividades que incidan en fomentar la confianza y seguridad en si mismos a la hora de tomar decisiones. Eso sí, en base a un proceso de razonamiento previo.

¿Qué otros hábitos crees que ayudarían a mejorar la creatividad?

Psicólogo / Humanista digital / Emprendedor Ayudo a empresas y organizaciones en sus procesos de cambio y transformación. La consultoría de formación es una de mis herramientas de trabajo para lograr resultados tangibles.