"Constituyen (las habladurías) la forma de ser del comprender e interpretar del ser-ahí cotidiano. (...) En las habladurías el 'uno' traza por adelantado el encontrarse (siendo ya en una situación) determina lo que se ve y cómo se ve".Habladurías (o escribidurías, que también abundan) sobre cualquier tema, porque de algo tenemos que hablar. Ahora les toca a la mula y el buey, qué le vamos a hacer. Y basta ver un belén para fijarnos en la ortodoxia o heterodoxia del pesebre. ¿Quién iba a pensar que tanta gente atendiera a las palabras de un Papa? - "Oye que el Papa en realidad no ha dicho que se quiten", responderán los ortodoxos. De acuerdo, pero en el momento que "se" convierte en habladuría lo de menos es lo que dijo, sino lo que "se" dice. Y ya está todo dicho.
Heidegger habla de ellas en el parágrafo 35 de Ser y Tiempo. Las habladurías tienen que ver con la existencia inauténtica. La inautenticidad (y con ella las habladurías) tiene que ver con hacer lo que hace todo el mundo, con pensar como "se" piensa en general, con hablar de lo que está en boca de todos. "Se" repiten los mismos tópicos una y otra vez. La inautenticidad tiene que ver con no salirse de la masa, sin ser demasiado uno mismo, adoptando la postura del "se" impersonal. Las habladurías son los temas "candentes" de la actualidad que muchas veces nos dificultan ver cuáles son los temas importantes de la realidad. "Se" establece un tema y se repiten hasta la saciedad los mismos tópicos. Y no se cuestionan, no se ponen en duda, no cabe pensamiento crítico.