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Hablando de César Moro siempre tenemos que volver a la poesía...

Publicado el 24 mayo 2010 por Digiletras

Hablando de César Moro siempre tenemos que volver a la poesía...

Hablando de César Moro siempre tenemos que volver a la poesía...
Nos hace falta, hoy día, su presencia: aparecía él, y algo cambiaba alrededor; era suficiente que estuviera para que se alterara el orden, un orden falso de adulación y de mentira; eso lo sabemos todos aquellos que lo encontraban de vez en cuando, acá o acullá, al azar de los meses, o de los años. Aparentemente nada: alguien apenas más sutil, fìsicamente más sutil, más cortés, y más determinado que cualquiera a pasar inadvertido...
>Sólo viviendo la vida cada hora, se la puede subyugar y, literalmente encantar: Moro la encantaba; y esa facultad de "encantamiento", en el sentido primitivo de la palabra, es la que nos permitirá fijar siempre, cuáles son los poetas auténticos, poetas por que sí,.., y separarlos de los más, poetas literatos, poetas porque escriben versos, y los publican o los declaman, y eso es todo. En el Perú, Eguren fue poeta entre los primeros; Moro también lo fue, lejos de los tablados, de los corrillos donde se vende y prostituye la poesía rastrera.
>Sólo viviendo la vida a cada hora vale la pena vivirla, y valía la pena vivirla al lado de él. No bien llegaba entre otra gente, se establecía, se imponía una jerarquía, que muchos no le perdonaban, no le han perdonado. Ningún prestigio resistía cuando entraba: prestigio del nombre, el rango, el nombre, o simplemente prestigio del prestigio; nadie lo engañaba con los oropeles, o las virtudes postizas del poder, de la habladuría o de la fama. Más que nadie sensible a las ilusiones de la belleza (pero no las hubiera llamado ilusiones), estaba completamente insensible a las ilusiones frustradas de los noticiarios, de la actualidad falaz, fugaz de las agencias de noticias. La actualidad donde él vivía era otra; actualidad igualmente fugaz pero eterna, y luego verdadera, actualidad sin tiempo en el tiempo...
>De llevarse a cabo tal designio es probable que Moro hubiera demostrado las dotes elevadas de moralista, moral de pocas reglas pero rigurosas: no permitirse ruindad alguna, no tratar con nadie para envilecerlo, al contrario para exaltarlo o enaltecerlo.
>No encuentro adjetivo que lo califique mejor que: desconforme. Desconformidad total, sin arrebatos ni arrepentimientos, desconformidad con lo sabido, con lo trillado, lo establecido,...Pero es desconformidad de poeta adorador vehemente de la vida, y no de filósofo gruñón, o amargado.
No cualquier poeta es Poeta, no cualquier hombre es Hombre, en los tres reinos de la sangre, de la ternura y del espíritu.
Ángel y demonio: Hombre.
¡Él lo ha sido!

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