Daniella Desiree Cabello Contreras
Que importante es sentir la humanidad en tiempos tan duros como estos. Mi familia siempre ha sido blanco de cualquier tipo de ataques, mentiras, difamaciones, entre muchas cosas más, siendo el primer objetivo mi papá. Un hombre valiente, un guerrero que decidió entregar su vida a un pueblo noble que cada día hace ovación a la frase más bonita del mundo, “AMOR con AMOR se paga”. Estas agresiones siempre vienen con la intención de querer poner en duda su moral, su dignidad y su integridad, son bajezas de una derecha alimentada por el odio que no ve más allá de sus ambiciones y nunca les ha importado que él es un hombre de familia, valores y principios muy claros. Mi intención con este escrito no es hacerles la tarea pero la verdad es que existe una simple razón por la cual nunca les han funcionado sus intentos de derribarlo. Ellos creen que atacan a un solo hombre o quizás a un hombre solo, pero no ven que junto a él caminamos millones de personas, no solo nosotros, que como familia siempre hemos sido unidos y estamos tomados de la mano apoyándonos, pero aún más allá, pasar por esta situación tan complicada me ratificó que somos muchísimos los que sentimos un profundo amor por él. He recibido tantos mensajes de fuerza, tantas oraciones, bendiciones, cariño y hermosos deseos que me llenan el alma, que agradezco con todo mi corazón y que sobre todas las cosas me dejan claro que moverse con el amor tiene que necesariamente ponerte del lado correcto, ese sentimiento hace que la maldad no llegue, que se desvanezca desde el primer momento. Mi papá es un hombre tan necio, como lo dice la canción de Silvio Rodriguez, que aún viviendo consecuencias de una enfermedad tan dura, sin avisarle nada a su familia, porque él sabía que corría el riesgo de que le dijéramos que no debía abusar de su recuperación, levantó el teléfono porque sentía una necesidad de comunicarse con su pueblo, con su partido que le corre por las venas tanto como la sangre, con su gente que al igual que él, también tenían necesidad de escucharlo. A mi no me dio tiempo ni de preocuparme, la emoción que recorrió mi cuerpo no tenía comparación y las lágrimas de felicidad brotaron solas, ese es mi papá, el necio que no se aguantaba un segundo más en hacerle saber a su pueblo que gracias a Dios y a un increíble equipo de médicos está cada día mejor. Hoy, se hicieron virales unas fotos que tomó mi mamá cuando él llegó de haber recibido el alta médica, ahí se muestra con los brazos abiertos, como aquel que añora abrazar a los suyos y que sabe que cada día falta menos para lograrlo. Un vídeo y otra nota de voz que de solo escucharlo te eriza la piel, porque entre pequeñas victorias se va sumando a recuperarse totalmente, ahí está Rondón, al que ahora es que le faltan peleas por luchar.Me tomo el atrevimiento de citar al presidente Nicolas Maduro, los imbeciles pueden decir lo que quieran, pueden creer lo que quieran, lo importante es que hasta ellos lo escucharon y lo vieron. Para nosotros fue una inyección de fuerza y felicidad, quizás con un poco de preocupación al sentir todavía su voz un poco ronca, pero entendiendo que el COVID no perdona y que restablecerse es un proceso lento, pero con pasos de plomo, firmes y avanzando hasta vencer. Mi familia se está levantando de un golpe muy duro, pero se levanta más unida y más fuerte que nunca. Le pido a Dios que cubra con sus bendiciones a todas las familias, a todo el que necesite de él y nos permita salir victoriosos de este momento tan dificil que nos tocó vivir.Asumo como un deber recordar que COVID-19 no es un tema que se pueda tomar a la ligera, irónicamente parece que la tendencia es a mayor cantidad de casos, mayor flexibilización, debemos tomar conciencia y entender que es trabajo de cada uno de nosotros detener esta situación. Bajar la guardia en momentos de pandemia es el peor error que podemos cometer, no solo como sociedad, porque visto desde ese punto macro quizás perdemos interés por la característica egoísta del ser humano, pero como particulares donde contagiarte significa un número incierto de días asintomáticos en los cuales puedes transmitir el virus a tus allegados (especialmente a las personas que amas y que podrían estar entre la población vulnerable), poniendo en riesgo sus vidas, toma más importancia y hace un llamado a la responsabilidad. Cuídate, cuida a los tuyos, queda de parte nuestra detener este enemigo que todos tenemos en común. Gracias infinitas y que Dios nos bendiga.