Hablemos de otra clase de compromiso

Por Andresubierna

En mi antigua forma de actuar tenía muy clara mi capacidad de compromiso. El compromiso consistía en ser muy disciplinado a la hora de llevar hasta el final lo que había emprendido… Era el tipo de compromiso en el que uno agarra al destino por la garganta y hace todo lo que sea necesario para triunfar.

Hasta mucho más tarde no pude comprender otro aspecto más profundo del compromiso, de un tipo de compromiso que no comienza con la voluntad sino con la buena disposición. Empezamos a escuchar la voz interna que nos ayuda en el despliegue de nuestro destino. Tenemos la oportunidad de permanecer en un “estado de rendición”, como lo denominó Francisco Varela, sabiendo que cualquier cosa que necesitemos estará disponible en el momento de encontrarnos con nuestro destino. En ese punto alteramos nuestra relación con el futuro.

Cuando operamos en este estado de compromiso, nos vemos como una parte esencial del despliegue del universo. En este estado del ser, nuestra vida rebosa significado y, como dice Martin Buber, sacrificamos nuestra “pequeña voluntad atada” a la “gran voluntad, que se riende al destino del ser”…

Desde este compromiso surge cierto flujo de significado. Las personas se congregan a tu alrededor y comienza a formarse una conversación más amplia. Cuando estás en este estado de rendición, de fascinación, ejerces una enorme atracción, pero no porque seas especial, sino porque las personas se sienten atraídas hacia la auténtica prescencia y hacia el despliegue de un futuro lleno de posibilidades…

La “sincronicidad” puede ser definida como “el encuentro aparentemente accidental de dos cadenas causales sin relación en un suceso coincidente que parece ser al mismo tiempo muy improbable y altamente significativo”.

La gente que viene a ti es la que necesitas para dar curso a tu compromiso.

Se abren las puertas, surge una sensación de flujo y te encuentras actuando en un campo de personas coherentes que tal vez ni siquiera sean conscientes unas de otras.

Ya no actúas individualmente, sino dentro del despliegue del orden generativo. Ésta es la totalidad no fragmentada del orden implicado, de la que parecen surgir sucesos discretos. A estas alturas, tu vida se convierte en una serie de milagros predecibles.

Selección de Andrés Ubierna del libro: Synchronicity: The Inner Path of Leadership de Joseph Jaworski.