En Estados Unidos en los años sesenta, hace tan poco, al mismo tiempo que se cocía el germen de la sociedad de consumo que luego se impuso existía una vergüenza que ya muchos parecen haber olvidado. Yo misma recordaba siempre el sufrimiento de los afroamericanos enmarcado en un tiempo anterior, muy anterior a la televisión, al teléfono o a los felices años sesenta. Bien, pues Criadas y Señoras, el libro de Kathryn Stockett me ha sacado de esa imperdonable ignorancia que he padecido.
En el libro las reflexiones de varias criadas negras, clarividentes y llenas de humanidad, te golpean el alma hasta la emoción, la manera en que narran sus día a día lo que para ellas suponía seguir presenciando tantas injusticias racistas en un momento en el que comenzaba a avistarse luz al fondo del túnel. Porque el libro está enmarcado justo en ese momento en que la mujeres de color todavía sirven en casas de señoras blancas, sufren humillaciones y se ven impelidas a aguantar, pero también ese momento en el que ya comienza el movimiento por los derechos civiles y son conscientes de que el cambio va a llegar por orden natural, a pesar del sufrimiento y muertes que acarreará.