Todos somos unos ignorantes pero no todos están dispuestos a admitirlo. A la mayoría les da miedo decir ‘no sé’ porque esta afirmación les lleva a un pasado en el que le hicieron sentir que era tonto. Y se lo creyeron tanto que son incapaces de aceptar que dudan, que ‘quizás’, que ‘puede ser’, para no volver a convertirse en esos niños inocentes que tanto dolor tragaron.
Su vacío está lleno de ‘tonterías’ que escupen por la boca para no atragantarse con su baja autoestima. Y ‘van de’ para que los otros no se den cuenta de que en realidad son igual de ignorantes que tú, que yo, que todos. Para que no les dejes de querer. Y es tan evidente…
Nos creemos cualquier cosa. Somos tan fáciles de engañar…. Y hacemos caso a un artículo publicado. A un libro autoayudado. A uno de esos sabios que han sido como tal catalogados. A lo que mi ‘admirado maestro’ ha experimentado. Estamos tan necesitados de nosotros mismos que ni siquiera nos paramos a escuchar lo que nuestro sentido, sea común o no, nos dice. Da igual si estamos de acuerdo o no. “Si lo dice Aquél, seguro que es verdad”.
Cuando tenemos que elegir. Cuando nos sentimos mal. Cuando nos invade el desconcierto, el miedo o la soledad. ¿Qué hacemos? Huir. Huir de nuestra Voz y preguntar Fuera. Huir de nuestra fortaleza, de nuestros abrazos, de nuestro Amor y comprarlos Fuera. Y así es como nos cegamos ante nuestros dones. Buscándolos FUERA.
Es automático. Sensación-reacción. No nos damos una oportunidad para ‘Poder con ello’. Porque, por si no lo sabías, poder, todos podemos. Pero no todo el mundo se lo cree. No todo el mundo cree en si. Es más fácil que otros nos den la respuesta para así, si la cosa sale mal, la ‘culpa fue de él’ y no nuestra responsabilidad.
Hace falta que muchos ‘sabios’ digan NO. Digan ‘tú sólo puedes’. Digan ‘tú eres tu mayor maestro’. Digan ‘no me necesitas’. Hace falta que haya menos recursos en el exterior para que la gente acuda más a su interior. Hace falta que la necesidad de reconocimiento no sea reconocida. Hace falta que los altares bajen a pie de calle. Hace falta que la humildad, la sencillez, la autenticidad, la espontaneidad, la sensibilidad, la honestidad, el respeto, la honradez y la ‘normalidad’ sean los ejemplos a seguir.
Hacen falta más “Ignorantes” en este Mundo de arrogantes para que los que Creen que Saben sean por ellos despertados, desenmascarados.
¡Y yo qué sé si una dieta es más saludable que otra! ¡Y yo qué sé si el no expresar emociones provoca cáncer! (en ese caso, todos lo tendríamos o hubiésemos tenido…) ¡Y yo qué sé quién mueve los hilos y si hay marionetas en el olvido! ¡Y yo qué sé quién fue Jesús si no le he conocido! ¡Y yo qué sé si existió Lemuria o la Atlántida, si tenemos ADN extraterrestre o si somos nosotros los de otro planeta si en esa época no he nacido!
¡Y yo qué sé! Y, ¡a mí qué me importa!
¿Pero no se trataba de ser feliz? ¿Qué es lo que te hace feliz? ¿Qué te gusta ver? ¿Con qué tipo de alimentación disfrutas comiendo? ¿Cuáles son tus placeres? ¿Con quién te sientes en Paz? ¿Con quién, con qué te diviertes?
¡¡A ti!! No a tu madre ni a tu padre ni a tus amigos ni a tus vecinos ni al que tiene más ‘seguidores’ ni al que acumula miles de títulos ni al que llaman maestrillo.
A ti. A tu mente. A tu cuerpo. A tus ojos. A tus oídos. A tu piel. A tus labios. A tu boca. A tu sexo. A tus sentidos. A cada uno de tus latidos. ¿Alguna vez les has preguntado con qué sueñan ellos? ¿Cuáles son sus deseos?
No tenemos ni idea de nada por mucho que digan que ya no queda nada por inventar. Y si algo sabemos, sólo a nosotros nos concierne. A nadie más.
Si fuera por mí, ‘quitaría de la lista’ todos los cursos de consciencia, de crecimiento y desarrollo personal, de meditación, de reiki, de espiritualidad, de canalización y blablabla… para que cada uno de los que se Creen que los necesitan ‘para ser felices’ se gastaran la pasta (y el tiempo: que son dos días los que estamos aquí) que cuestan en Disfrutar de la Vida y del Amor que les rodea (para colores sus gustos) en lugar de intentar entenderla, analizarla y Aprenderla (como si alguien que no somos nosotros mismos nos lo pudiera enseñar…).
Y sí. Esto lo digo después de haberme paseado por todo ese mundillo y haberlo probado casi todo. Por eso ‘lo sé’. Porque nada ni nadie puede darte lo que sólo tú te puedes dar. Es una cuestión de confianza hacia ti más que en los demás. Sean quienes sean. Sean quién se crean. Y sean quién te crees que son.
Porque la Vida no tiene ningún misterio más que el vivirla tal y como Es. Tal y como está sucediendo. Tal y como te está Siendo. No puedes decirle a la Vida cómo tiene que mostrarse. No puedes controlarla. Manipularla. ‘Hacerla’ a tu conveniencia. A tu antojo y semejanza. Ella va por libre. Ella Es lo que Es. Igual que tú eres lo que eres.
Lo que sí puedes hacer es sentirla, experimentarla y vivirla. Sentirte. Experimentarte. Vivirte. En tu salud y en tu enfermedad. En tu riqueza y en tu pobreza. En tu Luz y en tu Oscuridad. Hasta que la Muerte… te separe. Con todos tus dolores. Con todas tus alegrías. Con todas tus penas. Y con todos tus Amores.
Vivir para Vivir. Sentir para Sentir. Y Amar para Amar.
Hacen faltan menos ‘sabios’, menos acompañantes y menos terapeutas, y que abunden más Ignorantes que Crean en ti. Que crean que tú sólo sí que puedes. Que te Acepten tal y como eres. Que resalten tu Belleza. Que te digan que ya eres Perfecto. Que no tienes nada que arreglar. Y que ‘todo está bien’.
Y principalmente,
hace falta
que cada una de esas palabras,
seas tú
QUIEN SE LAS CREA
Archivado en: SENTIRES Tagged: sabiduría