Hacerse un Monago

Publicado el 11 noviembre 2014 por Icastico

Hace 37 años, por estas mismas fechas, recorría en un Citröen 2CV las “carreteras” y caminos del rural gallego – alfombrados de bosta – para vender vehículos industriales Mercedes Benz (entonces furgonetas) a carniceros, pescaderos, panaderos, lecheros y demás “eros” que se pusieran a tiro. De vuelta a mi campamento base liquidaba los gastos (dietas, kilometraje, etc.) con el contable. El tipo siempre encontraba un mapa en el que la ruta que yo había hecho tenía un kilómetro menos, aunque la carretera fuera la misma: “Antonio, has puesto que de Lalín a la Estrada hay 40 kilómetros y son 39”. Le enseñaba mi mapa pero me pagaba por el suyo. Unas pesetillas. En el fondo me gustaba su celo. Lo que tardó en detectar (no sé si lo hizo él) fue que su jefe (y el mío) era un putero y güisquero crónico que también “metía mano” a la caja hasta que lo pusieron en la calle. Nunca sabré con cuántos kilómetros pagué el desfalco.

La semana pasada recibí una “atenta” carta de Hacienda concerniente a mi declaración de 2010, que dio a pagar 392,48 € (ingresé 13.625,89 € y tuve que hacerla porque existían varios pagadores; cursos de formación, etc.). En una declaración provisional, cuatro años y medio después, me reclaman 30,80 €. Soy uno de esos mindundis que vive al otro lado de la Avenida de la Prescripción. Me informa, además, que dicha cuota no incluye el cálculo de los intereses de demora que puedan corresponder a favor de la Administración y ojito a la imposición de las sanciones que puedan derivarse de dicha regularización. Con el lenguaje “tierno” que suelen emplear este tipo de instituciones. Todo el peso de la Ley.

El asunto es algo parecido al de los kilómetros: yo declaro los intereses que figuran en la información fiscal que me remite el banco (es donde está el error) y con el cálculo por gestión tributaria, ¡pumba! Obviamente no descarto que el fallo sea mío. No presento alegaciones y devuelvo lo que me reclaman. Nunca me pregunté qué pasa con el dinero que se paga de más, por un error, sin enterarse uno, y temo quedar de gilipollas perenne si lo hago; no tengo conocimiento de que la Agencia remita cartas de afecto por una cosa así, “tenemos el gusto de comunicarle…”, salvo que deba dirigirse a una infanta cegada por el amor (carta en Braille). Justo en ella pensé al analizar la notificación, y en todos los “monagos”, y en “eshas coshas” (muchas). Mal momento para exhibir celo cuando se tiene a todo el país celoso por no exhibirlo con igualdad.

De la infanta, ¡qué vamos a decir! La Agencia Tributaria dio por buenas facturas falsas, que ya había considerado como “ficticias”, para librarla del delito fiscal y se utilizaron expresiones como “simulación relativa” y “simulación absoluta” para distinguir a las facturas “falseadas” de las “falsas” y dar validez a las primeras, para que sepamos los ciudadanos que hay facturas y facturas, que no es tan fácil como parece. Ahora la Audiencia Provincial de Palma ha resuelto exonerarla del delito de blanqueo de capitales manteniendo su imputación por dos delitos fiscales, disparando contra Hacienda por cambiar de parecer a lo largo del proceso intentando exculpar, como fuera, a la hermana de Felipe VI.

José Antonio Monago ha sugerido a pulmón desnudo que se limpiasen las alcantarillas que salen de Génova después de haber aliviado él su propio cañete a golpe de pasión y parné de Juan Pueblo. El bumerang le pegó en los dientes. La mejor forma de acabar con la corrupción en su “barrio” es callando. Tan clarito se lo dijeron que en Cáceres no pudo contener las lágrimas. Hasta el mismísimo Feijóo tomó buena nota, siendo como es él uno de los barones que mejor mea fuera del tiesto para pescar en el oportunismo, habilidad tan suya. La Familia es la Familia. Queda restaurada la omertà.

Y como estaban en tan bella ciudad para hablar de buenas prácticas, cita fijada con antelación al episodio canario, no le quedó otra que ponerse como ejemplo ya que no tenían ninguno preparado. Qué bien. Haciendo uso del estilo “en diferido”, ese decatlón de la incongruencia cuyo record ostenta Cospedal (lo ha pulverizado a perpetuidad), ideóloga asimismo de la prueba, pasó de hacer un comunicado afirmando que los 32 viajes a Canarias eran de trabajo (como senador) a decir en una rueda de prensa que no sabía de cuantos se trataban, ni la agenda de los mismos, para, acto seguido, asegurar que su espalda y él van a pedir la relación al senado y devolver hasta el último céntimo. Que aproveche también para devolver hasta el último gramo de la confianza prestada.

A mayores ha decidido explicar a todos los extremeños los detalles (que se puedan explicar) relativos a su labor como senador y miembro del comité de dirección del grupo popular en la Cámara Alta, la política de transparencia y las iniciativas de lucha contra la corrupción que está impulsando el gobierno que preside. ¡Preparaos, corruptos, con el PP habéis topado! En la práctica, en lugar de medicina preventiva se decantan por la cirugía. En vez de regular para la trasparencia, para que sepamos adonde va un senador y en qué gasta los dineros públicos prefieren esperar a que lo pillen con el carrito de los helados y cargarse al pringao de turno, por tonto (si no tiene información delicada) y convertirse en los adalides de la cruzada anticorrupción por haber actuado con rigor. Un círculo grotesco.

Mal lugar, el senado, para colocar los carteles de la campaña de limpieza. En los papeles de Bárcenas – ¡ánimo, Luis! – figuraba un préstamo de 24.000 euros que le hizo el PP a Pío García Escudero, presidente de esa institución. El muy Pío reconoció esto ante el Juez Ruz, y que no lo hizo constar en su declaración porque “no sabía que se tenía que declarar”, como no podría ser de otra manera. De todas formas, Monago ha salido ganando en esta ocasión, no es que Rajoy esté a su lado, delante, detrás o en la mesilla de noche, ¡esta vez están todos con él!, lo dice Mariano (pero que vigile esa espalda, tengo un mal presentimiento).

Estamos con lo de siempre, que si hay comportamientos legales pero poco estéticos. A una gente que se fuma la ley a diario después del desayuno ¡qué cojones le importa la estética! Para eso están las misas de los domingos. Tengo que ir a una y hablarles de lo mío y dejarlos tranquilos, que sepan que las leyes, en este país, se cumplen (y que el único parecido entre la infanta y yo es que ambos hacemos pis y caca).