Me asomé a tus pupilas, donde nada El húmedo esplendor de las turquesas,Y una nube preñada de promesas Obscureció el cristal de tu mirada.
Sonreía tu boca, más rosada, Más dulce que la pulpa de las fresas,Y entumidas y torpes de estar presas Mis ansias escapáronse en parvadas.
Ocultando a mi vista su misterio, Despedía su lúbrico sahumerio Tu carne, satinada como el raso,Y cuando al fin miré tus perfecciones, Combándose mí anhelo como un vaso Recibió la primicia de tus dones.