Los Emirato Arabes son un buen ejemplo de hacia dónde va nuestro mundo, literario o no. Me explico. Estos países han apostado muchos petrodólares en convertir su territorio en un continuo espectáculo, en una suma de parques temáticos donde los ciudadanos adinerados puedan ir a disfrutar de su ocio (y su negocio).
Los edificios más altos, las mayores mezquitas, los hoteles más caros, los centros comerciales más sofisticados, los principales museos, las conferencias mundiales más importantes, los espectáculos musicales o deportivos con los mejores músicos o deportistas… así hasta la saciedad en una especie de borrachera de nuevo rico hortera.Eso sí, no es un democracia y todo está controlado por varias familias que se reparten el poder y la riqueza. Además, los árabes poderosos no quieren trabajar, sino vivir de las rentas como nuestros antiguos terratenientes; los extranjeros ocupan todos los puestos ejecutivos por arriba (científicos, arquitectos, ingenieros, etc.) o por abajo (albañiles, camareros, chóferes, sirvientes, etc.) con la única diferencia de que los de arriba son occidentales y viven bien y los de abajo son indios, paquistaníes o chinos y viven bastante peor.¿Y que tiene esto que ver con la cultura y la literatura? Realmente nada. ¿O tal vez sí? Probablemente en el futuro los más famosos escritores sean patrocinados por los príncipes y sultanes para que les ofrezcan sus mejores poesías, cuentos o novelas como en los años del mecenazgo (y debido a la piratería que diría la Sociedad de Autores)a cambio de vivir en la famosa palmera y publicitarse de vez en cuando. Al tiempo.
PS.No he visto a una persona nativa leyendo un libro en ninguna parte (feria, aeropuerto, centros comerciales, hoteles o calle). Lo harán en privado en sus casas? O la lectura no será uno de sus hábitos? Lo que sí hay son i-phones, blackberries, etc. por todas partes. Espectáculo, espectáculo!