Hoy os hablo de un nuevo acercamiento al escritor David Foenkinos. De momento no creo que sea el último, y es que "Hacia la belleza" me ha gustado mucho.
Conocemos a Antoine Duris, un profesor de éxito en la Escuela de Bellas Artes de Lyon. De la noche a la mañana, decide alejarse de todo su entorno y dejar su trabajo para convertirse en vigilante de una sala del Museo de Orsay. La responsable de recursos humanos, Mathilde, desconcertada al entrevistarlo para el puesto (muy por debajo de extenso currículum y cualificación) y vencida por la curiosidad, decide contratarlo.
Antoine tiene un carácter muy peculiar. Es un hombre solitario, algo maniático y reacio a relacionarse con los compañeros de trabajo o con la gente en general. El lector intuye que algo grave ha debido pasar para ese cambio radical en su vida.
No quiero contar mucho más sobre esta novela (la sinopsis tampoco desvela mucho más y en este caso os aseguro que es muy de agradecer) porque, al menos en mi caso, el no esperar por dónde iba a discurrir todo ha hecho que la valore mucho más. Hacia la belleza es un libro que va in crescendo, una narración aparentemente sencilla y bien ambientada que, de repente, da un giro inesperado para ir un paso más allá, y eso, insisto, es lo que más me ha sorprendido y gustado. Crees estar leyendo una novela sobre la vida de Antoine, con pinceladas de comedia romántica, hasta que llegas al final de un capítulo y una simple frase te conduce a otra historia paralela más oscura, inesperada y devastadora, la de Camille. Foenkinos va descubriéndonos poco a poco qué tienen que ver ambos hilos argumentales, llevándote de la risa al llanto en un escenario donde los desengaños, el dolor, la esperanza o la redención tienen cabida en el arte.
El arte está muy presente en este título, es un personaje más. Foenkinos habla de él como terapia, como refugio, como forma de vida. La vida encaminada hacia el arte. Hacia la belleza.