En junio de 2001, conocimos la noticia por la cual, nueve Obediencias francesas habían formado la unidad Masónica francesa, mediante la creación de un espacio común de diálogo, de trabajo y de expresión denominado "La Masonería francesa." .
Juntas aglutinan más el 85% de los masones y masonas de Francia. Estas nueve principales Obediencias de Francia eran:
* El Gran Oriente de Francia ( GODF)
* La Gran Logia de Francia (GLF)
* El Derecho Humano (DH)
* La Gran Logia Femenina de Francia (GLFF)
* La Gran Logia Tradicional y Simbólica Ópera (GLTSO)
* La Gran Logia Mixta de Francia (GLMF)
* La Gran Logia Femenina de Memphis-Misraïm (GLFMM)
* La Gran Logia Mixta Universal (GLMU)
* La Logia Nacional francesa (LNF)
Bajo este título, algunos meses más tarde, sus nueve Grandes Maestros y Grandes Maestras fueron recibidos por el presidente de la República.
Esta iniciativa marca y muestra el ejemplo de una etapa nueva en las relaciones Masónicas Francesas y permite establecer una organización armoniosa de la Francmasonería en Francia. La creación conjunta del instituto Masónico de Francia (IMF), cuyo fin será promover la imagen cultural de la Masonería Francesa, a través de su experiencia, su historia y su diversidad, es el primer testimonio de ello, como también lo es la creación en el 2002 de la "Orden Masónica de La Fayette", destinada a distinguir, en el nombre de toda la Masonería francesa, a los Francmasones extranjeros que han contribuido personalmente, bien a la mejora social, bien a la ilustración de los valores fundamentales de la institución.
La única Obediencia que se ha quedado voluntariamente al margen de este gran espacio de cooperación y fraternidad, ha sido la Gran Logia Nacional de Francia bajo cuyos auspicios se constituyera en 1982 la Gran Logia de España, ambas afectas a la Gran Logia Unida de Inglaterra.
Observando el modelo de la masonería francesa, ¿es posible hablar de un nuevo modelo de relaciones masónicas extrapolable a otros Orientes hacia la búsqueda de un modelo de Masonería Universal basado en la pluralidad y la cooperación mutua?
Tema complicado y delicado, donde chocan los anhelos más límpidos, por qué no decirlo también los prejuicios morales, con la realidad tal como es y que, por ello, requiere de ciertas matizaciones.
La primera es que a la masonería hay que ponerle apellidos pues, más allá del mito de la masonería universal, la realidad es que EXISTEN MASONERIAS Y NO UNA MASONERÍA.
Partiendo de esa premisa, la segunda es que cuando hablamos de lo que deberían ser las relaciones entre las Obediencias masónicas deberíamos distinguir tres niveles de relación posible.
1.- El nivel de unión existente entre las organizaciones que comparten de forma clara principios y objetivos.
2.- El nivel de cooperación y respeto entre aquellas otras organizaciones masónicas que comparten algunos valores.
3.- El nivel de enfrentamiento activo, no violento claro, entre aquellas que oponen principios y valores que consideran esenciales.
Cuando hablamos de las relaciones con organizaciones masónicas desde la perspectiva de la Masonería adogmática. Partimos del deseo de que todas compartan valores y objetivos, pero nos preguntamos realistamente ¿es esto así?. No debemos dejar de observar que ciertamente hay organizaciones masónicas que podríamos encajar en cualquiera de los tres niveles de relación descritos. Esta parece la cuestión de fondo, mucho más allá de las indeseables situaciones de divisiones más o menos absurdas a veces sin justificación de fondo.
Desde luego existen ciertamente organizaciones masónicas que comparten valores y principios, entre las cuales las diferencias son más bien sólo de modelo organizativo. Como ocurre en el ámbito de la masonería adogmática, entre estas, debería existir un marco de unión muy estrecho, tanto como se pueda.
Sin embargo, existen organizaciones masónicas que no compartiendo muchos de sus valores y principios, tampoco tendrían qué estar enfrentadas (siempre dialécticamente hablando). Con éstas, no teniendo demasiado sentido un marco de unidad estrecho, podría y debería existir un espacio de diálogo y respeto.
Pongamos el ejemplo de una organización masónica que admite sólo a los creyentes. Desde luego esta condición, está lejos de ser coincidente con el valor que las Obediencias adogmáticas dan a la libertad absoluta de conciencia. Difícilmente podrían los miembros de estas Obediencias llevar a cabo su lucha por la defensa de tal principio en unión a quienes, de hecho, tienen un modelo contradictorio con el mismo.
Ahora bien, con dicha organización, siempre y cuando se compartan algunos otros valores y su forma de configuración no la lleve a vulnerar el principio de libertad de conciencia de los demás, por ejemplo, pretendiendo imponer que los miembros de TODAS las organizaciones sean creyentes, o rechazando formalmente a quienes no se atengan a esta pretención, podrían mantener, aún en la diferencia, un marco de cooperación, de diálogo y respeto mutuo.
Existen por último y desgraciadamente también en masonería organizaciones con las que, desde la perspectiva de los valores de la masonería adogmática, se hace muy difícil establecer ningún tipo de colaboración. Pongamos como ejemplo el de una organización que se dice masónica y que acude a la Conferencia Episcopal española a entregarle los rituales y pedirle la bendición con el argumento de que la masonería verdadera es cristiana y denostando a aquellos masones que no lo son.
Otro ejemplo es el de aquellas otras organizaciones masónicas, clasificables bajo el término de dogmáticas que, no limitándose a ejercer su libertad y soberanía en cuanto a su forma de organización, rechazan la regularidad otras organizaciones por razones de su configuración en cuanto a las creencias o el género de sus miembros.
Resta por último el ejemplo, más dañino si cabe, de aquellas organizaciones que se dicen masónicas y que, siendo realmente sectas, se alejan totalmente de cualquier principio masónico promoviendo la superstición cuando no explotando la ignorancia y la necesidad moral ajena.
Fuente: Masonería Hoy