En cuanto a la humanización de los perros, sabemos que es un error ya denunciado en múltiples foros, el considerar a los perros como seres humanos de cuatro patas en los que proyectamos nuestros sentimientos. Ni nos entienden los discursos que les dirigimos, ni tienen sentimiento de culpa, ni se vengan ni…..sólo reaccionan ante los estímulos con su mente animal, conforme a sus necesidades, experiencia vital y en su caso adiestramiento. Discrepo, ya me perdonaréis, con la mítica frase de que “prefiero a mi perro antes que a los hombres”. El perro sólo reacciona. Ni tiene libertad como el ser humano, ni tiene capacidad de razonamiento complejo y sacrificio como el ser humano. Sólo tiene instinto. Es cierto que en sus parámetros instintivos y de observación del entorno y uso de sus sentidos, ve las cosas desde perspectivas que a una mente compleja como la nuestra pueden pasarnos desapercibidas. Ahí están esos comportamientos que nos maravillan a todos y que posibilitan que puedan ser aprovechados los perros para fines en servicio de la sociedad. Con todo esto no quiero desencantar ni hundir a nadie. Todo lo contrario. Si ponemos a los perros en su punto justo, sabremos tratarles como necesitan, tratándoles como puros perros. Nos lo agradecerán. No necesitan que les compremos ropa, ni colonia, ni que les abracemos ni nada por el estilo. Es más, si no respetamos estas cosas les crearemos problemas de conducta. Les desnaturalizaremos en su propio perjuicio (y también en el fondo, en el nuestro)
Estoy seguro de que el amor a los perros no tiene que hacernos desenfocar la naturaleza de las cosas y la del ser humano, sino todo lo contrario. Y así todos nos beneficiaremos: los perros y nosotros.