Un cambio de vida, la vuelta al mundo laboral, problemas de pareja, problemas familiares, como veis hemos tocado todos los palos. Pero yo creo que sería muy superficial por mi parte afirmar con un simple "ha sido un año muy malo". Yo no creo que con el año nuevo empiece un tiempo nuevo, porque el tiempo en sí mismo es un continuo. Y viéndolo así no se trata de romper con el pasado y adentrarnos en un futuro con un mapa perfectamente trazado. Creo que esto genera miedo, inseguridad y mucha indecisión.
El camino se hace andando, cada paso es importante y las experiencias vividas han de servir para hacernos madurar, para conocernos mejor a nosotros mismos y para ayudarnos a crear un futuro más feliz. Porque de lo malo se aprende, ¡y mucho!, de las nefastas situaciones vividas debemos ser capaces de encontrar lo positivo, lo que te haga sonreir.
No hay que buscar soluciones mágicas, no hay que esperar tiempos hiper felices, la felicidad absoluta no existe, sino que es algo puntual y si esperamos un estado continuo de felicidad lo único que conseguiremos será desilusión y frustración.
Y voy a acabar el año sonriendo a la vida, que me deja un hijo feliz, osado y valiente. Sonrío porque a pesar de las dificultades tengo una pareja que continúa a mi lado y con quién continúo mi proyecto de vida. No necesito más, y desde luego no pido nada al nuevo año. El camino se hace andando, y cada uno de mis pasos me llevan hacia un único destino: La Vida.