Haciendo público nuestro embarazo y nuestra infertilidad

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Hoy hace una semana que decidimos dar la noticia de nuestro embarazo a todo aquel que no la supiera. Esto incluye a la familia no tan cercana de maridín, su grupo de amigos de Barcelona y del pueblito bueno, mis primos, etc. Realmente no quedaba mucha gente que no lo supiera, y si lo sabían, se guardaban muy bien el secreto.

Hace tiempo escribí sobre el hecho de salir del armario de la infertilidad, y por entonces, ya tenía muy claro que no quería esconderme. Tampoco me refiero a que sea forzado en plan:

– ¡Oh! ¡Estás embarazada!

– ¡Si! Ha sido por FIV, ¿sabes?

No. Así no. Si quiero tratarlo con naturalidad, tengo que contarlo con naturalidad también, y no meterlo con calzador.

Y precisamente el viernes pasado tuve mi ocasión estelar.

Dimos la noticia a los amigos, y como viene siendo costumbre en una mesa dividida en dos sexos, las chicas hablábamos de mi embarazo y los chicos de la Champions y de dónde verían el partido.

La conversación era muy fluida, y les hablé de síntomas, de la movida que nos pasó con la clínica que no nos quería cubrir el Triple Screening, etc. Batallitas de preñada, sin más.

Entonces, una de ellas que se casa en dos meses, comentó que quería ponerse a buscar en la misma luna de miel, que tenía muchas ganas de tener hijos y que le asustaba quitarse el aro, pues hacía muchos años que lo llevaba y le asustaba encontrarse con alguna sorpresa (otra chica del grupo, que es su cuñada, después de quitarse el aro descubrió que tenía SOP y tardó en preñarse casi dos años).

Y fue cuando me hizo la pregunta, “¿hacía mucho tiempo que lo buscabais?”

Noté como mi estómago se encogía, pero no podía mentir. No después de tener este blog, no después de haberme cagado en la ignorancia alrededor de la infertilidad, no después de haber luchado lo que he luchado y haber sufrido lo que me ha tocado sufrir.

– Pues si, la verdad es que si, desde que nos casamos. Han sido 20 meses de búsqueda.

Y se hizo el silencio. Las dos se me quedaron mirando sin saber que decir, así que decidí seguir hablando yo.

– De hecho ha sido por fecundación in vitro, y tampoco a la primera. La verdad es que ha sido duro.

Parece que volvieron a la Tierra y la que se casa, cuya cuñada estuvo con Omifín por el SOP, dijo un “ostrás! y eso?”

– Pues tengo fallo ovárico prematuro, que dicho en resumidas cuentas es que mis ovarios no funcionan bien. No ovulan y además tengo baja reserva ovárica, por lo que mi menopausia llegará antes de tiempo. Pero bueno, esto es heredado de mi madre, que empezó con la menopausia a los 38.

Se interesaron más y entonces les conté toda la historia. Desde los comienzos de la búsqueda con la ginecóloga horrible, el quiste, el proceso de FIV, el bioquímico, el negativo y la última transferencia del último embrión sin muchas esperanzas que acabó en positivo.

La que no se casa, que luego soltó otra joyita, infravaloró lo del bioquímico y le tuve que dejar claro que físicamente fue muy doloroso y mentalmente, no se lo podía ni explicar. Que es muy duro estar luchando por algo que para otros es muy fácil y que te digan que casi lo tienes, pero que depende de cómo doble el valor de una hormona, no es plato de buen gusto para nadie.

La conversación siguió así, con la que no se casa como estrella de la noche. No os perdáis su comentario:

– Ahora ya sabemos que si queremos un segundo hijo tenemos que darnos prisa, pues a mí no me quedan muchos óvulos. ¡Y ahorrar! ¡Qué valen un pastizal estos tratamientos!

– Pero, ¿es que queréis volver a hacer otra FIV?

– Si, claro. Es la única manera de que mis óvulos fecunden.

– Yo creo que cuando tengas a tu primer hijo te relajarás y el segundo vendrá solo. Como ya tendrás uno, no le darás tantas vueltas a la cabeza y te quedarás embarazada de forma natural.

Mi infertilidad no es mental, es física. Mis ovarios no ovulan. Da igual que me relaje. De donde no hay, no se puede sacar, y si no ovulo, no ovulo. No es que necesite relajarme, es que simplemente, no puedo tener hijos de forma natural.

Y creo que lo entendió, porque asintió con la cabeza y no insistió más con la relajación.

No me sentó mal que aún después de haberle contado por todo lo que habíamos pasado, esta chica siguiese pensando que era cuestión de relajarse, sino que me sentí bien por estar reeducando a una ignorante.

Pero no es culpa suya, claro que no. Ahora ya conoce a alguien que se ha hecho una FIV y que le ha dejado claro que no es cuestión de relajarse. Espero que no se le ocurra, nunca más, volverle a decir eso a nadie.

Cuando terminé de hablar, me giré hacia maridín y le dije “oye, que les he contado lo de la FIV”, y maridín me respondió “lo sé, te he escuchado :) “.

¿Creéis que he hecho bien saliendo del armario y la forma en la que lo he hecho? ¿Alguien más está saliendo del armario de forma natural, según se presente la ocasión?