La de ruido que puede llegar a hacer toda esa puta gente que no ha ido a un maldito concierto en su jodida vida. Eh. Esos. Ellos son los que más cargan contra lo de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
¿Qué es tan complicado de entender del concierto de Love of Lesbian en Barcelona? Que es un estudio clínico. Se hicieron tests, que se controla todo. De manera que es, por así decirlo, un concierto científico. ¿Por qué se trata de denigrar a la ciencia en el nombre de la ignorancia? ¡De qué coño va la peña!
Por supuesto que estoy asistiendo a conciertos en pandemia. Porque están legalmente permitidos. Si no lo estuvieran lo entendería y cerraría el boquino. Pero resulta que está permitido. Pues ya está. Aquí estamos a lo que nos digan que se puede hacer.
¿Que si estás más seguro en un concierto que andando por la calle? Pero claro. Parfavar. En La Riviera te piden el nombre, el DNI y el teléfono por si pasa algo. Pero es que no pasa porque entras, te colocan bien separadito y de ahí no te mueves. Solo en La Riviera así he visto a Los Zigarros, Playa Cuberris y .
Tres conciertos como tres pepinos y el gentío espectacular en educación y empatía. Veo a los conciertos como lugares en los que realmente nadie queda atrás. Ahora los que vamos a los conciertos vamos única y exclusivamente por la música. Y por preservar ese bien superior haríamos cualquier cosa.
Comprendo, porque intento ser un ser racional, que lo de Love of Lesbian en Barcelona es algo más, puesto que la gente no estaba sentada y separada. Y comprendo la controversia. Pero afirmo sin dudar que era un paso que había que dar y se ha dado con seguridad.
Ya se hizo algo con unas 800 people en diciembre en la Sala Apolo con las mentes del Hospital Germans Trias i Pujol. Yo me pongo en sus manos sin dudarlo. Y que salga el sol por Antequera y los voceros del mal se traguen su propia lengua.
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Se trata, como bien dicen ellos, de "abrir la puerta a proponer un calendario de pruebas que avale los protocolos sanitarios para la vuelta a la actividad de los grandes eventos". Se trata de vida. Y yo creo que si los conciertos salen bien, salen adelante, vamos a poder ver antes a nuestros familiares. Esa es la apuesta.
Si con estos estudios clínicos la música en vivo gana un mes ya habremos ganado todos. Porque es cuestión de tiempo que volvamos, pero no tenemos tiempo que perder. De los 5.000 asistentes solo seis dieron positivo y se les largó a su casa con los protocolos habituales. Pues ya estaría.
Son tiempos extraños, desconcertantes. De tránsito lento. Y parece que solo importan los bares, los hoteles, los aeropuertos. Que importan de la hostia. Los colegios y las universidades algo menos. ¿Pero por qué se olvida y, en el peor de los casos, se ataca a la música en directo? Por desconocimiento puro y duro. Durísimo. Porque los conciertos son casa y salud mental.
Hablé hace unos meses, tres o cuatro, con Kutxi el de Marea. "Las putas, los músicos y los titiriteros somos los grandes olvidados", me soltó. Y él mismo me dijo "yo creo que esto que me acaba de salir es un titular de puta madre, ¿no?" Pues sí. Y lo recuerdo y lo comparto. El tipo se gustó ahí. Es bien.
Pero ay amigos, llega la polarización política aquí con sus cencerros. Que si por qué Love of Lesbian sí pero la Semana Santa no. Otra vez hay que repetirlo: porque a los del Palau Sant Jordi se les hicieron pruebas antes de entrar. Y ahora me replicas: "No son fiables". Vale pues yo te apuntalo: "Dios no existe".
Te recuerdo, asimismo, que los resultados del ensayo clínico llevado a cabo el 12 de diciembre en la Sala Apolo de Barcelona determinaron que no hubo ningún contagio de coronavirus. Y allí estuvo la peña bien prietas las filas. Test previo y mascarilla.
No es lo mismo un concierto con 5000 asistentes que una prueba piloto con 5000 sujetos, con comité de bioética, protocolo de seguridad, consentimiento informado, seguimiento, control de variables... Lo primero es un disparate, lo segundo es ciencia.
- Deborah García Bello (@deborahciencia) March 28, 2021
Tampoco se tiene constancia de que nadie se contagiara en los de Raphael en diciembre. Es que cualquiera que haya estado una única noche en el WiZink Center conoce su amplitud. Y sabe perfectamente que allí 5.000 es como estar tú solo en el salón de tu casa. Porque caben 17.000 y tiene una altura que es prácticamente estar en la calle.
Estoy harto de tener que explicarle a la gente la importancia de la cultura. Una explicación fútil, pues eso no se explica: eso se siente bien dentro. Si no lo sientes, eres una farola que se enciende día y se apaga de noche. Esa descoordinación que te desconecta de la realidad es tu puto problema.
Dicho todo lo cual. Vamos a ver. Si se hizo el concierto de Love of Lesbian en Barcelona para 5.000 personas es porque se determinó que se podía hacer. Como bajar al bar, como viajar donde sea que se pueda. ¿Que te parece mal? Puedes expresarlo, solo faltaba. Pero si se puede, se hace.
Creo que es la idea más básica de todas. ¿Se puede? Vale. ¿Se hace bien? Vale. Se nos hace raro a todos ver a tanta gente junta, pero no por eso vamos a renunciar a hacerlo. Es, prácticamente, un hecho heróico. Vivir en 2021 después de haber sobrevivido a 2020 también lo es. Ojalá infinitas noches reversibles de incendio.