Toda la isla de La Española, compartida por Haití y la República Dominicana, ha sido y es muy activa sismológicamente. Desde que se tienen datos fiables ha sufrido incontables terremotos, maremotos y tsunamis. En 1751 y 1770, con más de 7,5 en la escala de Ritzer, la naturaleza devastó Puerto Príncipe por completo. En 1842, 1887 y 1904 la devastación tuvo lugar en el norte, destacando la ciudad de Cabo Haitiano como una de las más afectadas. En 1946 le tocó al inmediato país vecino pero con un 8.0 en la escala de Ritzer, los efectos fueron devastadores. En 1992, 2006 y 2008 hubo conferencias mundiales en las que se abordó ampliamente esta zona por geólogos describiendo y pronosticando la situación de las fallas y sus posibles e inminentes peligros sobre todo en la zona de la capital del país que por desgracia se cumplieron dos años después en 2010.
Fuente: Publicado en la Revista Época (2010)
Desaparecidos, barcos fantasmas, Haití... un 12 de enero de 2010 y con estos elementos ya tenemos uno de los terremotos más mortíferos, el Terremoto de Haití de 2010, que han tenido lugar donde se habla de más de 150.000 muertes, más de un millón de personas sin hogar, más de 3 millones de personas afectadas, principalmente las de un país donde el umbral de la pobreza alcanza al 80% de la población y donde las guerras y la corrupción se han cebado con sus gentes, al igual que los naufragios y los seísmos.
No podemos, ni debemos olvidarnos de Haití y de sus gentes, de su pueblo, de quienes sufren aún las consecuencias dramáticas de un desastre natural que no se ha paliado a pesar de la generosidad de muchísimos ciudadanos de a pie de medio mundo y de ONG´s trabajando día a día duramente por ello, así como muchos países involucrados en tratar de ayudar. Por eso celebro iniciativas como #somoshaiti y Solidaridad 2.0 o del grupo de facebook Solidari@s: somos Haití que tratan de que no pase sin pena ni gloria la situación actual y de concienciar al mundo de que puede haber muchos barcos fantasma, y muchos muertos y desaparecidos pero los supervivientes, los que han tenido que soportar desgarradoras historias y siguen en pie no pueden ser olvidados como una anécdota más. Que al menos puedan sentir nuestra compañía... Tu compañía...
- Chema García