La espiritista, con el nombre de Seraphita, guarda un parecido más que notable con la difunta Ermine. Entre eso y que hubiese alguien haciéndose pasar por él, Edgar confirma, gracias a la ayuda de la organización de la "Luna Escarlata" que ahora lidera para ir contra Prince, que efectivamente era una invitación para acabar llevándole a una trampa. Aquél ha movido ficha y ha enviado a Ulysses, uno de sus hombres de confianza, con el propósito de atraparlo o asesinarlo, eso aún no lo sabe.
Por su parte, Lydia se despide de su padre en la estación de trenes pues éste va a estar unas semanas en París por unas conferencias. Antes de irse, el profesor le entrega una caja que su difunta esposa le encargó que le diese a su hija cuando llegase a edad casadera. Quizás fuese el incidente con Kelpie el que le llevó a tomar la iniciativa de entregarle esa herencia entonces y no dejar pasar más tiempo, pero lo cierto es que Lydia y Edgar ya están comprometidos. Todo fue para salir del embrollo por partida doble del compromiso con el caballo de las aguas y con la reina de las hadas respectivamente pero ahora ella no sabe cómo romper con él. En la caja, además de una cariñosa nota, hay un collar con una aguamarina que es herencia pasada de generación en generación de "Doctoras de las hadas" de su familia.
Mientras paseaba horas después por el parque, Lydia escuchó una voz que pedía ayuda y que la llevó hasta una mujer que se encontraba débil. Lo que no imaginaba es que, tras ayudarla a llegar a su hotel, terribles hechos se desencadenarían y ella acabaría siendo el recipiente del fantasma de Teresa.ReseñaDe momento, es la novela que más indiferente me ha dejado. Que me ha gustado mucho y tiene varios momentos muy buenos, pero es la más floja que hasta ahora he leído.
Un primer punto es que la parte fantástica de la serie está en las hadas de todo tipo así que me ha chirriado meter fantasmas de por medio. No es muy grave esto, sólo eso, que personalmente no me cuadra con el resto del conjunto. No obstante, sí que es cierto que en esa época el espiritismo estaba "de moda" y dado que la autora se nota que se documentó bastante para hacer esta serie, era previsible que esto lo acabase incluyendo en algún momento.
Luego, Lydia tiene un don y no es ver a seres fantásticos sino meterse en la boca del lobo, ya sea de cabeza o sin quererlo. La chica tiene un imán para los problemas. En este caso es ayudando a una señora, así que tampoco se la puede acusar de tonta como quizás sí que se podría decir que fue en la segunda novela cuando siguió a Rosalie y acabó como acabó. La verdad es que la pobre no tiene muy buen sino y empieza a ser repetitivo. Espero que en futuras novelas la autora deje de abusar de este recurso de convertir a la protagonista en una damisela en apuros. Es una "doctora de hadas", por muy inexperta que sea, algo a lo que le da vueltas la chica durante el libro, debería ir ganando herramientas con las que sacarse a sí misma de los líos.
En cuanto a Edgar, en este libro leemos un poco más desde su punto de vista y nos confirma que Lydia le tenía muy bien calado y que tiene razón en no terminar de confiar en él. No sólo porque por conseguir lo que quiere es capaz de ponerla en peligro o hacerla sufrir sino porque sigue siendo un Don Juan y lo que dice sentir por ella no llega a ser amor. Al menos no todavía. Aun así, la joven cada vez está más confusa al respecto de sus propios sentimientos y le es más difícil resistirse a sus encantos. Hay que reconocerle que tiene un autocontrol imbatible pues Edgar llega a ser realmente hechizante y, aunque no sea amor, es innegable que él la aprecia.
Al respecto de los malos, la aparición de Ulysses le da vidilla a la trama. Es un poco como un "jefe menor" de un videojuego previo a llegar hasta el "jefe final" que sería Prince, pero hasta entonces, tanto en esta novela con en las que sigan, dará numerosos problemas a los protagonistas. Por el momento es un malo muy plano, del tipo "malo malísimo" sin más vuelta de hoja. Ya veremos si según avanza la serie gana algo de profundidad.
De seres fantásticos, aparte del fantasma, en este libro se presenta a los selkies, criaturas marinas que se quitan su piel para convertirse en humanos. Me ha llamado la atención la parte en que su piel, si se la queda un humano, puede pasar a controlarlos y hasta que no se la devuelvan no pueden regresar al mar. Un poco lo mismo que el mito de Ceres de Ayashi no Ceres ¿verdad? Hay que reconocer que con esta serie se aprende bastante de mitología y folclore.
En definitiva, una buena novela que cierra los misterios que abre y enlaza con cosas que parecían no tener importancia al inicio. No es tan redonda ni tan intensa como las anteriores pero es muy disfrutable.