Halcyon*

Publicado el 28 julio 2012 por Juancarbar

A Halcyon le perjudica enormemente eso de “salto cuántico” en los superhéroes de su publicidad pues, como es evidente que la miniserie no es la leche, venderla así es contraproducente. Tanta desmesura da la impresión de que se nos está intentando dar gato por liebre. Después, abres el cómic y el propio autor en la intro menta a Watchmen. Eso no ayuda porque, aunque lo hace con modestia y en ningún momento compara esa obra con la suya, hace parecer que el cómic va a ser un quiero pero no puedo. Por tanto, uno llega con miedo a la primera viñeta, pero poco a poco este se va disipando ya que Halcyon va de menos a más aunque nunca llega a despegar porque sus autores no supieron sacar todo su potencial.

A la historia le pesa mucho la influencia de Watchmen y de Authority pero Guggenheim y (su esposa) Butters poco a poco le va dando personalidad y volviéndola original. Así, tras un comienzo clasicote y covencional poco interesante, el relato nos va interesando y enganchando a pesar de que no resulta demasiado sorprendente y original hasta el final, lo mejor de Halcyon y el verdadero momento en que este cómic se independiza de sus referentes de alargada sombra. Por ello esperemos que haya secuela (dudoso pues la minisere tiene ya 2 años) pues en sus 4 últimas páginas es cuando el cómic es realmente original y único. Con todo Halcyon no deja de ser un cómic típico de superhéroes alternativo. Más valiente y adulto que en el mainstream pero igual de tradicional. De hecho a estas 5 grapas les hubiera favorecido el pertenecer a una cole regular de algún supergrupo potente pues quedarían como un arco argumental notable dentro de la mediocridad que preside toda trayectoria comiquera y no como un verso suelto. El estar protagonizados por personajes salidos de ninguna parte y que al final del cómic vuelven allí resta mucha potencia a la interesante idea de la historia. Lo mismo que sean tan parecidos a sus modelos pues cuesta ver el cómic como algo ajeno al mainstream (aunque Superman sea femenino y esté enrollado con Batman). El supergrupo de Halcyon remite poderosamente a la JLA y el villano al dr. Doom de tal modo que, salvo que sea un neófito en el género superheroico, al lector le cuesta considerar la historia como algo genuino. Pero el final salva al cómic de ser otro más que intenta ser diferente y, sin embargo, es más de lo mismo.

El dibujo de R. Bodenheim es pobre en general y malo con los personajes femeninos en particular. Se defiende en la narrativa y tiene una claridad, procedente de sus maestros Quitely y Dillon, que encaja con el guión pero es soso y vulgar de tal modo que perjudica a la historia. Si uno pretende hacer algo diferente (más los publicistas que los guionistas) no se puede poner al frente a un dibujante de la parte de atrás del pelotón. Con Bodenheim la historia se sigue con facilidad pero no transmite nada por lo gris y convencional que es su trabajo.

Así pues Halcyon es un buen cómic. Mejor que lo que las majors están editando ahora mismo. Pero no deja de ser uno del montón porque los guionistas apenas dedican tiempo a profundizar en los personajes, a las implicaciones éticas que tiene toda utopía (aquí la Paz por la anulación de la agresividad humana por medios técnicos aplicados de forma unilateral con motivos egoístas) y al efecto de la obsolescencia en personas superpoderosas y sólo da voz a los protagonistas (ni gobiernos ni gente de la calle pasan por el cómic). Por eso es una cuesta bastante empinada que la edición sea carilla (los extras nunca compensan el sobreprecio que aquí es 6.5×5, pagas seis grapas y media en tomito pero te llevas cinco).