Nunca antes se había encontrado un utensilio del Pleistoceno superior como el descubierto estos días durante la excavación en el Abric Romaní, en Capellades (Barcelona). Es un instrumento de madera con mango perteneciente a poblaciones neandertales y podría haber servido para realizar tareas de recolección o de mantenimiento de los fuegos.
El dibujo reconstruye la forma que tendría la pieza en función del negativo hallado. Imagen: Jordi Mestre / IPHES
Un equipo del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) ha encontrado la impronta del artefacto de madera configurado con mango más antiguo del registro arqueológico mundial. El hallazgo ha tenido lugar en el yacimiento del Abric Romaní, en Capellades (Barcelona) durante la campaña de excavación que se realiza del 8 al 31 de agosto bajo la dirección de Eudald Carbonell.
Se trata del único objeto con esta morfología descubierto durante los más de cien años de estudio arqueológico en este yacimiento, con una secuencia estratigráfica que va de los 35.000 años antes del presente a los 75.000 años.
Este artefacto destaca por la configuración del mango y de su parte activa (el resto de la pieza). Esta última mide 15 cm de largo por 8 cm de ancho y tiene una morfología triangular con una sección elíptica. Esta parte activa se encuentra claramente diferenciada de la zona ergonómica (por donde se agarraría) que es de sección circular con 17 cm de largo por 4 cm de diámetro.
Aunque se desconoce su uso o funcionalidad real, ya que nunca se había documentado una pieza similar en yacimientos del Pleistoceno superior, podría adelantarse la hipótesis de que se tratara de un posible instrumento para realizar tareas de recolección o de mantenimiento de los fuegos. El artefacto está parcialmente carbonizado y se ha conservado gracias al travertino que caracteriza la construcción de la estructura del Abric Romaní y los sedimentos que lo llenan.
El contexto
El nivel P donde se encuentra este fósil ha sido datado por las serie del uranio-torio y ha dado una antigüedad de más de 55.000 años, correspondiente al estadio isotópico 3, un momento en que se producen cambios constantes de temperatura y humedad. Localizado en el cuadro S54, pertenece al Pleistoceno superior.
El contexto en el que ha aparecido indica una ocupación de cazadores recolectores de la especie Homo neanderthalensis. Se ha identificado un conjunto de hogares con restos de fauna de cérvidos, caballos y bóvidos. Junto a estos fósiles se localiza una importante industria tallada en sílex y otro tipo de madera que se utilizaba como combustible, así como otros objetos elaborados también con este material, como los ya encontrados en niveles superiores y que podrían haberse utilizado como bandejas.
Por lo que se refiere a la microfauna, se han documento especies relacionadas con ambientes acuáticos, como la rata de agua, de manera muy abúndate, y otras propias de entornos más húmedos, que los actuales de la zona, como las musarañas de dientes rojos.
Las condiciones de sedimentación registradas en el Abric Romaní, consistentes en la deposición de carbonatos que forman niveles de travertinos estériles han permitido una conservación extraordinaria de todo tipo de restos, entre los que sobresalen los hogares y las herramientas de madera, por su singularidad y excepcionalidad. Con el descubrimiento de todo este material se efectúan estudios de distribución espacial para interpretar los diferentes usos y modo de ocupación de las poblaciones neandertales.
Las conclusiones, después de 30 años de excavación en el Abric Romaní, y sabiendo que Homo neanderthalensis se extingue hace 25.000 años en Eurasia, apuntan a que se trata de organizaciones humanas con una estructura social compleja y avanzada. La excepcionalidad de este registro y su conservación permite tener datos muy contrastados de las actividades domésticas y de la conducta de los neandertales.
Artículo publicado en Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).