Así celebraban los celtas el final del verano y las cosechas y, con ello, el comienzo de un año nuevo. “All Hallows Eve” es el nombre anglosajón que con los siglos fue dándosele a esta particular tradición, la víspera del Día de Todos los Santos, que a través del tiempo y el espacio se deformaría en la palabra “Halloween”.A pesar de su origen tenebroso, quizá lo más curioso de esta celebración no sea su carácter lúgubre, sino la mezcolanza de rasgos culturales que hoy en día aglutina en una sola fecha las tradiciones de varios pueblos.Al conquistar parte de las Islas Británicas, los romanos adquirieron parte de las celebraciones celtas, e incorporaron en su calendario el particular festejo del fin de año celta. Como es reconocido, la Iglesia es en parte una de las instituciones que mejor perpetuó el bagaje cultural de la civilización romana, a través de herramientas como el latín y la escritura. Luego de las invasiones germanas y la caída de Roma, la Iglesia fue el único reproductor de los antiguos escritos romanos y griegos, que muchas veces fueron adaptados a la fe católica.
Así celebraban los celtas el final del verano y las cosechas y, con ello, el comienzo de un año nuevo. “All Hallows Eve” es el nombre anglosajón que con los siglos fue dándosele a esta particular tradición, la víspera del Día de Todos los Santos, que a través del tiempo y el espacio se deformaría en la palabra “Halloween”.A pesar de su origen tenebroso, quizá lo más curioso de esta celebración no sea su carácter lúgubre, sino la mezcolanza de rasgos culturales que hoy en día aglutina en una sola fecha las tradiciones de varios pueblos.Al conquistar parte de las Islas Británicas, los romanos adquirieron parte de las celebraciones celtas, e incorporaron en su calendario el particular festejo del fin de año celta. Como es reconocido, la Iglesia es en parte una de las instituciones que mejor perpetuó el bagaje cultural de la civilización romana, a través de herramientas como el latín y la escritura. Luego de las invasiones germanas y la caída de Roma, la Iglesia fue el único reproductor de los antiguos escritos romanos y griegos, que muchas veces fueron adaptados a la fe católica.