Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 92 minutos.
Dirección: Rick Rosenthal.
Intérpretes: Jamie Lee Curtis, Donald Pleasence, Charles Cyphers, Jeffrey Kramer, Lance Guest, Pamela Susan Shoop, Leo Rossi.
"Laurie Strode es enviada al hospital para que se recupere mientras el Sheriff Brackett y el Dr. Loomis buscan por las calles de Haddonfield a Michael Myers. No obstante, éste se dirige al hospital en busca de Laurie..."
John Carpenter esta vez decidió no dirigir la película, pero sí se encargó de escribir el guión junto a la productora Debra Hill; ambos se establecieron como prioridad en Halloween II terminar la historia que habían comenzado, a la vez que aumentaron la mitología pagana detrás de Michael Myers y le dieron una vuelta de tuerca fenomenal al porqué del acecho a Laurie por parte del asesino. Esta historia (que debería haber terminado en esta segunda parte pero que mancillaron con las secuelas) es una evolución interesante en términos narrativos, ya que asentó el cliché de las secuelas de tomar lugar en un hospital, pero la trama pergreñada por Carpenter y Hill hace aguas en el apartado víctimas.
El staff del hospital fácilmente pueden ser los trabajadores más idiotas vistos en una película, o son terriblemente ingenuos, porque Myers ataca con sutil violencia y va acabando uno por uno con ellos sin que los demás se den cuenta de nada. Otro punto que falla es el asesinato porque sí de una joven de Haddonfield, que nada tiene que ver con la historia, sólo es asesinada para aumentar la cuenta de cadáveres al final, ó puede tomarse como la oscuridad latente dentro de Michael de asesinar la carne joven que se le cruce enfrente.
El director esta vez fue Rick Rosenthal, que calcó el formato perpetrado por Carpenter y logró un film agradable de ver (y disfrutable aún más en 720p) Las tomas subjetivas en las que somos tanto Laurie Strode como Michael Myers son fascinantes y penetrantes, y todo el ambiente recreado de Halloween se siente en cada escena; las calles oscuras, los disfraces, todo encaja. Incluso ese momento mala leche en el cual un chico llega al hospital con su madre y una hoja de afeitar entre los dientes (yuck) encaja. Las partituras de Carpenter hacen aparición nuevamente, arregladas un poco por Alan Howarth, y quedan de lujo con cada escena.
Calificación: B+