Tras una interminable lista de cambios, uno se siente un poco perdido si no recupera cierta calma. Y es bueno hacer un pequeño alto en el camino. Asi que ayer, cansada tras el trabajo y sin mucha expectativa de viernes noche, fui a cenar con una amiga a un restaurante coreano. ¿Porqué? Porque ella es coreana y se lo conocía bien. ¿Porqué no? Eso digo yo tras haberlo probado.
Os lo recomiendo: se llama Han Gang y se encuentra en el número 94 de la calle Atocha (metro Atocha). Muy rico! Eso sí, cuidado con el picante.
Y de paso, os dejo algo de música para esta tarde de sábado: