Esta película, galardonada con el Leopardo de Oro del Festival de Locarno en su última edición, es tan sorprendente en su forma como en su contenido. Las vacaciones de invierno, título del film, representan un momento de libertad, alegría y diversión para el conjunto de los estudiantes del mundo. Sin embargo, este periodo parece representar todo lo contrario para los pobres protagonistas de este pueblecito chino del norte.
Li Hongqi, poeta, director y autor del guión, hará huir del cine a los amantes de las películas de acción y a los aficionados a las tramas complejas y rebuscadas. Todos los encuadres están perfectamente milimetrados, la observación prima sobre el ritmo y la fotografía consigue que incluyamos el lugar del rodaje en el primer puesto de nuestra lista de “lugares a evitar”.
Llegadas estas esperadas vacaciones, se supone, cuatro estudiantes se reúnen para decidir qué van a hacer. Las alternativas son escasas y las ganas de aventura aún menores. Entre discusiones surrealistas (la influencia de una relación amorosa en el correcto desarrollo de los estudios, la calidad y la estética de un gorro de lana o el valor de la formación en la futura vida laboral) y acciones, a primera vista, incoherentes (el robo de la calderilla de uno de los estudiantes, repetido varias veces, o las continuas riñas de un abuelo a su modélica nieta) el film adopta un tono inofensivo y, al mismo tiempo, extraño.