Hancock (Peter Berg, 2008. EEUU): poco divertido, y también poco acertado, cruce entre la comedia y el cine superheroico, del muy impersonal Peter Berg, quien aquí se asoció con el, también en esta ocasión, muy insulso Will Smith, para narrar la historia de un superhéroe que no quiere serlo, y que ahoga sus penas en alcohol… hasta que conoce a un relaciones públicas (Jason Bateman) que intentará ayudarle a mejorar su imagen… poniendo su propia vida, y la de su última, poco menos que patas arriba. Un buen concepto desarrollado en un conjunto sin personalidad ni alma alguna. Incluso los momentos de acción y mayor trascendencia dramática parecen postizos. Si se le da la vuelta a la tortilla, lo que parece artificial es su parte de comedia, lo que la convierten en poco menos que un desastre. Charlize Theron alegra la vista… y muy poco más. Por otra parte, musical y narrativamente hablando (el desarrollo del relato busca la redención del personaje principal) y en algún que otro poder de Smith, recuerda a los dos primeros Superman, aunque con un tono evidentemente (y, una vez más, torpemente logrado) paródico. Un cineasta del calibre de Michael Mann se encuentra, curiosamente, en labores de producción. Ya podría haber dado alguna que otra lección a Berg, quien mueve la cámara y marea al espectador de forma horrenda.
Hancock (Peter Berg, 2008. EEUU): poco divertido, y también poco acertado, cruce entre la comedia y el cine superheroico, del muy impersonal Peter Berg, quien aquí se asoció con el, también en esta ocasión, muy insulso Will Smith, para narrar la historia de un superhéroe que no quiere serlo, y que ahoga sus penas en alcohol… hasta que conoce a un relaciones públicas (Jason Bateman) que intentará ayudarle a mejorar su imagen… poniendo su propia vida, y la de su última, poco menos que patas arriba. Un buen concepto desarrollado en un conjunto sin personalidad ni alma alguna. Incluso los momentos de acción y mayor trascendencia dramática parecen postizos. Si se le da la vuelta a la tortilla, lo que parece artificial es su parte de comedia, lo que la convierten en poco menos que un desastre. Charlize Theron alegra la vista… y muy poco más. Por otra parte, musical y narrativamente hablando (el desarrollo del relato busca la redención del personaje principal) y en algún que otro poder de Smith, recuerda a los dos primeros Superman, aunque con un tono evidentemente (y, una vez más, torpemente logrado) paródico. Un cineasta del calibre de Michael Mann se encuentra, curiosamente, en labores de producción. Ya podría haber dado alguna que otra lección a Berg, quien mueve la cámara y marea al espectador de forma horrenda.