Durante esta tercera temporada Hank se dedicó a lo que más le gusta, las mujeres. Consiguió un trabajo como profesor de literatura, donde intentaba enseñar a escribir a jóvenes promesas. Un trabajo sencillo al que no prestaba demasiada atención pero que le permitió entretenerse con tres hermosas mujeres.
Felicia (Embeth Davidtz) mujer del decano, culta, refinada, inglesa. Madre de la mejor amiga de Becca. Felicia se sentirá irremediablemente atraída por Hank ¿y quién no?. Por otro lado tendremos a Jill (Diane Farr), ayudante de Hank, con la que también iniciará una relación sexual aunque al final ella terminará enamorada. Jackie (Eva Amurri), estudiante y bailarina de striptease, con mucho potencial como escritora con la que Hank jugueteará a lo largo de todo el semestre escolar. Es en el capítulo ocho, The apartament, cuando todas estas mujeres descubren que no son la "única". Como podemos ver Hank no pierde el tiempo, además siempre está rodeado de mujeres hermosas. Aunque él sigue esperando y amando a Karen, que durante esta temporada está en Nueva York por culpa de su trabajo.
Becca por su parte está creciendo y está sola con Hank. Que no es el mejor ejemplo paterno del mundo. La pequeña se vuelve rebelde, empieza a experimentar con la vida, alcohol, porros, sexo... Hank no es capaz de controlarla. Además moralmente es incapaz de castigarla. Su relación padre-hija aporta los mejores momentos de la serie. Hank sigue siendo el inmaduro adulto egoísta y Becca ya no soporta en silencio la amoralidad de su padre. El cariño que hay entre estos dos personajes me resulta enternecedor.
Esta situación provoca el regreso de Karen que se percata de lo imposible que es para Hank controlar a su hija adolescente. Le plantea regresar los tres a Nueva York. Hank sonríe ante la idea, volver a su ciudad, con su gran amor y su pequeña hija. Es perfecto y todo parece venir rodado. Deja el trabajo, termina con su relación a tres bandas y hacen las maletas pero... aparece la nube negra en el cielo azul celeste de Hank: Mia ha vuelto y aquella sesión de sexo con puñetazos incluidos destroza toda esperanza de un futuro para Hank. Está claro que aquella aventura sexual y todo lo que vino después derivado de ella aún atormenta a Hank. No puede avanzar sino cuenta la verdad, aunque tenga que hacerlo a base de hostias. El sentimiento de culpa le hace tener sueños, sueños en los que aferrado a una botella flota a la deriva en una piscina lejos de Becca y Karen. Hank lo sabe, no se merece lo que tiene, y en cualquier momento puede perderlo todo, pero la culpa será solo suya.
Por otro lado tenemos a Charlie y Marcy. Han tenido una temporada muy movidita con todo lo de la venta de la casa, la separación, Rick Springfield... me encanta Charlie, me parece una gran personaje y el contrapunto perfecto para Hank. Además de tener una amistad sólida y duradera. Pero sin duda lo mejor que ha hecho Charlie esta temporada fue permitirnos conocer a Sue Collini (Katheleen Turner), dueña de una agencia de representantes para la que trabaja.
¿Y qué puedo decir de Sue Collini? Pues que con su sola presencia se come a todos los demás personajes, que es un secundario de lo más divertido, que su voz de camionero nunca me ha parecido tan hilarante, que es una ninfómana, una gran profesional en su trabajo, que ha escrito sus memorias (dignas de leerse sin duda), que usa y abusa de Charlie y que ojalá regrese para la cuarta temporada. Collini. out!
Ha sido una gran temporada con un final inesperado pero muy acorde con la historia. Hank me has dejado en vilo perfecto cabrón, más te vale volver pronto.