Primeras impresiones: El hostal y la ciudad.
Salir del avión a las nueve de la noche, cuando está todo oscuro y notar los 30ºC es toda una primera impresión. Luego llegará el momento en que estés a 35ºC que se sienten como 45ºC según las noticias locales y con 70% de humedad y que la vietnamita a la que le estás comprando unas postales te diga que la semana anterior hacía más calor. Pero eso no es una primera impresión. Me alegro haber estudiado las temperaturas en cada país y haber escogido octubre para Vietnam cuando las temperaturas ya empiezan a descender.
En el aeropuerto hay cierto acoso al turista pero es bastante manejable y normalmente aceptan el primer No. Aunque también es cierto que luego tienes a otros veinte personajes ofreciéndote lo mismo a los que decir No, la ventaja es que no te has de repetir con el mismo. Me habían dicho que podría coger el autobús 17 hasta Long Bien, en el centro de Hanoi pero no fui capaz de encontrarlo y las dos horas de retraso del vuelo me tenían algo cansada así que cogí un taxi. Algunos taxistas trucan el taxímetro haciendo que corra más, así que me habían recomendado prefijar el precio antes o coger taxis de la empresa Hanoi Group Taxi o Mai Linh Taxi. De los primeros no vi ninguno, pero en seguida me di cuenta que los segundos con un característico cartel verde en la capota desaparecían nada más llegar al aeropuerto mientras el resto de taxistas esperaban a algún cliente inocente. Por unos 200.0000 dongs (7.5 €) llegué a la puerta del Hanoi MHostel donde Sonrisitas me recibió sin tener ni idea de inglés, castellano ni ningún idioma común.
Hanoi MHostel
Como la mayoría de sitios en la zona antigua de Hanoi no tiene ascensor y son muy estrechos así que escaleras hacia arriba tres pisos Sonrisitas empezó a picar a una puerta mientras decía “My Friend” y yo llegaba unos segundos después, maldiciendo los últimos yuanes gastados en botellas de bebidas que cargaba en la mochila. Un hombre bastante extrañado abrió la puerta y sin que le diera tiempo a pensar Sonrisitas me metió dentro y me señaló que escogiera cualquiera de las dos camas libres. Dejé la mochila en una de ellas y al girarme había desaparecido. Bajé para pedir la llave de la habitación y explicarle que yo había reservado una habitación con 4 camas en un dormitorio femenino. Durante el trayecto de bajada descubrí que la luz se encendía por un sensor de movimiento que sólo funcionaba cuando ya habías bajado el tramo de escaleras. Así mientras de subida es genial no tener que buscar la luz, de bajada corres el riesgo de llegar en forma de pelota demasiado rápido al final de la escalera. Cuando llegué abajo de una pieza Sonrisitas, haciendo honor a su nombre, se reía pero era incapaz de entenderme, me señalaba el reloj y me decía algo. Al final entendí que sólo había una llave para la habitación y ni siquiera mencioné lo de la reserva. La habitación era muy pequeña y apenas entrabamos los dos así que cuando llegó un segundo chico bajé, otra vez, los correspondientes tres pisos a explicarle que yo había reservado una habitación de 4 camas sólo de chicas y estaba metida en un cuartucho con dos maromos que me miraban como si hubiera salido de un platillo todavía más extrañados que yo. Esta vez traía conmigo el móvil para iluminar el camino y había descargado el paquete de idioma Vietnamita en el traductor. Le empecé enseñando mi reserva pero creo que vió lo mismo que si a mí me enseñan una página escrita en vietnamita, nada inteligible. Le repetí varias veces la palabra woman que él repetía entre risas y me decía que sí pero sin hacer nada. Quizás se pensaba que pedía los servicios de una mujer. Al final saqué el traductor y escribí lo que había reservado. Bastante molesto y sin la excusa del idioma me dió la llave de otro cuarto, esta vez una planta más arriba. Subí mis tres pisos, me despedí de mis efímeros compañeros de cuarto y me instalé en mi habitación de tres camas donde estaba yo solita. La habitación estaba limpia aparte del polvo razonable pero el baño no se había limpiado desde la última persona que se alojó allí y de la taza había salido agua marronosa de olor apestoso que, aunque lo sé, no quiero saber que era. Los lavabos en Vietnam tiene la ducha sin dividir y un chorro de agua a presión en lugar de escobilla. Usando ambas cosas limpié el suelo del lavabo y me duché para quitarme el sudor que ya me empapaba. Nadie limpió la habitación, el baño ni cambió la basura en las 4 noches que estuve ahí.
Por la mañana el que parecía el manager que sí hablaba inglés, me hizo sentarme con él y empezó a explicarme todos los tours que me podía ofrecer, mientras Sonrisitas daba vueltas a mi alrededor riéndose de todo. Esto se repitió todos los días hasta que al final intentaba salir corriendo para no hablar con él. Le pregunté el precio para ir a Ha Long Bay y salí a ver que me ofrecían las agencias y cuanto me costaba ir por mi cuenta. El precio en el hostal resultó ser 50$ más caro que la media de las agencias de la calle MaMay street, muy cerca del hostal. Las mismas agencias de viajes ofrecían servicio de lavandería por 1$ el kilo. Marqué la calle en mi GPS y seguí explorando la ciudad.
En la calle:
Si vas por la zona antigua veras muchísimas mujeres con sus sombreros puntiagudos, nón lá, arrodilladas en el suelo o sentadas en cuclillas listas para vender sus productos. Suelen cargar la mercadería en esa especie de balanza gigante que se ponen al hombro. Una mujer me dejó ponerme una sobre el hombro cuando apenas estaba cargada con unos pocos plátanos. Y doy fe que pesa un cojón y medio de pato. Es cierto que no sé cuánto pesa un cojón de pato pero seguro que mucho.
Pero si es cuestión de subirse a una moto son capaces de poner cualquier cosa en ella: 4 personas, 3 cerdos, 10 gallinas, la tienda de flores entera… no he visto a nadie con más sentido del equilibrio que ellos.
Miles de motos me rodeaban, las normas de circulación son un bonito libro que tiene el tamaño exacto para que la mesa de las casas no cojee. A parte de eso no sirve para nada. Pero una vez entiendes la dinámica no es difícil pasar. Había leído que cruzar las calles era lo más difícil de Vietnam, incluso gente que ponía en su presentación que su mejor habilidad era cruzar las calles y te podía enseñar cómo hacerlo. ¡Paparruchadas! (¿De dónde vendrá esta palabra?) Cruzar no requiere más que observación, decisión y ganas. ¿Que quieres hacerlo? ¡Hazlo! Primero observa unos segundos, pero no demasiados o te entrará pánico y las motos dejaran de verte como “alguien que quiere cruzar”. Si pasa eso camina unos metros más allá, baja un pie del arcén mirando sólo hacia el lado izquierdo, en una carretera de dos carriles, la idea es mirar de donde vienen las motos. No mires al lado izquierdo si es un carril de una dirección y las motos vienen del otro lado, so zopenco. Aunque un vistazo rápido al otro lado vale la pena. Entonces empieza el juego y te sientes como Ender en su nave, podría ser un baile pero nunca se me ha dado bien. Sin dejar de caminar empieza a calcular: la moto más cercana se mueve en una trayectoria perpendicular a la mía y a una velocidad constante parece que no nos chocaremos. Bien, siguiente moto! Si la siguiente moto lleva una trayectoria perpendicular a la mía a una velocidad constante voy a acabar en el hospital. ¿Quién se mueve? Observa la moto como Casillas observaría a Messi en una tanda de penaltis. ¿Hacia dónde se inclina el cuerpo? ¿Se inclina? Intenta que sea la moto la que cambie de dirección, cambia tu velocidad constante sólo cuando lo veas muy muy claro. Si aceleras de forma negativa puedes hacer un gesto con la mano ligeramente para dar a entender que vas a pasar por detrás. Así hasta que llegues a la mitad de la calle, entonces giras la cabeza y vuelves a empezar. ¡Fácil!
Comprando y comiendo, es decir gastando dinero:
La ropa parece barata pero se ha de regatear y sólo el hecho de comprar ropa ya me da pereza, aunque debería pensar en comprarme unos pantalones cortos para la playa. Venden sacos de seda como quien vende rosquillas, no he querido ni empezar a preguntar el precio después de lo que me costó el mío en Europa.
Mi tercer día en Hanoi descubrí un súper de dos plantas al lado del lago Hoan Kiem en el que me aprovisioné de agua. Como si de una visión de la virgen se tratara vi garrafas de 5 litros por 10mil dongs, 40 cts. Comprar botellas de agua de 2 litros o 500ml vale lo mismo en las tiendas de la calle. Además tenían antimosquitos con DEET al 15% y un montón de comidas y bebidas raras a precios baratos que por supuesto compré como por ejemplo una tempura de algas riquísima.
Después de haber estado regateando la noche anterior y adoptar la filosofía de: “si es menos de 25000 dongs no discutas”, he de reconocer que aquello me pareció el paraíso de la comida. 25mil dongs son 1 euro, de ahí que me sienta especialmente rica cuando voy al cajero automático y saco 5 millones.
La comida es baratísima. Es mucho más barato ir a un restaurante o a un puesto callejero que comprar comida en el súper para hacerte bocadillos. Puedes decidirte por los restaurantes caros a precio europeo absolutamente prohibitivo para un local, normalmente en la recepción de los hoteles caros. Los restaurantes baratos para el europeo medio pero un poco caros para Vietnam, estoy hablando de 3 o 4 euros un plato. O los puestos callejeros donde te cocinan en la calle con su hornillo y es posible que te rellenen la botella de agua del grifo. Yo he comido en estos dos últimos y aparte del agua rellenada no hay una gran diferencia. Aunque para el agua rellenada del grifo siempre puedes usar una pastilla de cloro guardada en el monedero y esperar 30 minutos para beber. En las cafeterías te dan un vaso de agua con la bebida que hayas pedido. En algunas he visto como a mí me daban un vaso de agua transparente y al vietnamita de mi lado le daban un vaso de agua marronosa que al principio pensé que era té.
Tours:
Hay muchísimas agencias de viajes repartidas por la ciudad y todas ofrecen lo mismo xx noches en Ha Long Bay en barco o hotel. Visita a la Perfume Pagoda. Visita a Sa PA. He leído que hubo problemas con los barcos y tours ilegales así que tampoco quería algo extremadamente barato. Callejeando por la zona antigua vi un montón de agencias en las de la calle MaMay así que empecé por la primera. Para luego ver si valdría la pena hacerlo por mi cuenta. En la primera, una vez conseguido el precio me dieron la tarjeta por si quería llamarles y me dijeron que para hablar inglés tenía que decir la palabra mágica Charlie. Me pareció curioso que usaran el mismo nombre que les daban los soldados americanos a las fuerzas comunistas vietnamitas durante la guerra del Viet Cong. Como curiosidad lo de Charlie es sólo porque las iniciales de Viet Cong es V C que en el alfabeto fonético NATO se deletran como Victor y Charlie. Aunque en Forest Gum y pelis varias sólo usen “Charlie” en realidad se usaban las dos indistintamente.
Pasé a otro que me ofreció exactamente lo mismo pero más barato, con su cartelito de TripAdvisor en la puerta. Al final Nam Do Tours en el número 33 me convenció y quedé con ellos para ir a Ha Long Bay al día siguiente además hicieron mi colada por menos de un euro. Todas las tiendas, restaurantes y locales tiene un altar para desear buena suerte así que os dejo una foto del altar que hay en el suelo de Nam Do Tours.
La bahía de Ha Long es otra historia, un paraíso en la tierra.
Lo del equilibrio en las motos debe ser cosa de asiáticos. En al India vi a un padre con su hijo, su hija y el perro en una mini moto. Por supuesto, todos ellos sin casco ;P
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