HAPPIG: Salve a la carne de cerdo.

Por Hugodire @EseHugoGomez
La mayoría de las veces tendemos a  hablar de la carne de la hamburguesa que proviene de la vaca y nos olvidamos que, sobre todo en España, tenemos la suerte de contar con una excelente carne de cerdo. Menos mal que reciente han llegado los amigos de Happig para poner el producto porcino donde se merece.

Con los tiempos que corren, es toda una sorpresa encontrarse con iniciativas así, en las que la materia principal venga del cerdo. Toda la culpa de ello la tiene el grupo Copese, establecido en Segovia, que han decidido, por fin, hacernos la vida más fácil y comercializar ellos mismos sus propios productos, con lo que se gana en seguridad y calidad, ya que son ellos mismos los últimos responsables de lo que nos llevamos al estómago. Y hablando de facilidades, no acaba aquí la cosa, ya que el concepto de Happig toca todos los palos para que el cliente está feliz con su experiencia.
Concretamente, Copese cría y ofrece un cerdo de la variedad Duroc, procedente de Estados Unidos y característico por su sabor y calidad de sus carnes, aquí os dejamos un enlace para que leáis más en profundidad sobre el tema.
Ya supondréis que el local tiene una cocina y ofrece un salón para degustar todos los productos que ofrecen, además de poder salir a la terraza, la cual podría estar perfectamente en nuestro especial de terrazas hamburgueseras, a pesar de su limitado tiempo de vida. Pues no acaba aquí la cosa y el cliente también puede llevarse los productos, ya sea "en crudo" o bien cocinado. Vamos, que más fácil, imposible.

Tanto el interior del local como lo que en él se ofrece es todo un espectáculo.

Como veis en el collage, el producto estrella es el jamón, aunque tenéis una gran cantidad de platos procedentes del cerdo que, seguro, os encantan. Además, cuentan con productos lácteos que les suministra la Granja Cantagrullas, un fabricante que cada día está en la cabeza -y estómagos- de más gente, debido a la gran calidad de sus quesos (aunque lo de los yogures es de pecado total).
Pero empecemos por el local, que, como os decimos, cuenta desde su apertura con una enorme terraza -provisional- bastante interesante para tomar un vino una cerveza disfrutando de unos poquitos torreznos o un buen plato de jamón recién cortado. Además, es bastante amplio y a la barra que limita el local con la cocina siempre a la vista, la complementan unas mesas altas y unas tantas más bajas para los que prefieren comer más cómodos.
Todo con unas cristaleras enormes, que no sólo llenan de luz el interior, sino que hacen que, desde fuera, veas el espectáculo y sientas unas ganas tremendas de entrar, sobre todo cuando pasas por la parte de los jamones y ves a ese muchacho que no para de sacar lonchas :D

Ya desde fuera, Happig invita a entrar y disfrutar.

Una vez sentados y al ojear la carta, nos surge un problema y grande, ya que todo lo que hay suena delicioso y los precios invitan a probar más de una cosa, ya que, a pesar de encontrarse en una zona cara, los platos no suben mucho y son totalmente razonables.

Detalles d ela carta.

Nos llama poderosamente la atención el apartado de la brasa, ya que cuentan con una estupenda parrilla de carbón en la que, damos fe, las carnes salen muy, pero que muy bien.
Y si a todas estas tentaciones les sumamos la incorporación de la cerveza artesanal La Loca Juana (espectacular) y la selección de vinos de Rueda, Ribera del Duero Rioja, la perdición está asegurada. Nosotros, particularmente, quisimos probar la cerveza y sinceramente, nos enamoramos. Esperamos verla en más sitios próximamente, porque merece mucho la pena.

Detalle de la versión "pelirroja" de La Loca Juana. Nos gustan pelirrojas, sí.

Es una cerveza ideal para acompañar con un poquito de jamón, para ir haciendo boca, tal y como hicimos nosotros.

Esa tapita de jamón que nunca puede faltar.

Pero pasemos a los bueno, la manduca, que comenzó probando varias cositas que nos gustaron mucho, algunas todavía fuera de la carta, pero que esperamos que se incorporen en breve. Primero, unas salchichas de cerdo rebozadas en kikos, ideal para celiacos, de los que preocupan mucho en Happig y los cuales estarán encantados de ver la amplitud de la oferta que hay para ellos. Curiosa es la salsa que nos proponen para mojar estos trozos: una Louisiana de elaboración propia, con varias especias y un toque picante que va muy bien con el regusto a maíz que se consigue con el rebozado.
Después, probamos las croquetas de jamón y unas cotillas rebozadas sin hueso (nuggets ibéricos), a modo de dados. Las primeras, bien, con una bechamel muy rica y un buen sabor a jamón y las costillas muy curiosas, ya que no estamos acostumbrados a comerlas así y que si no es por su potente sabor, no lo diríamos.

Collage de entrantes. ¿Podéis elegir sólo uno?

Seguido probamos un salmorejo sin pan gluten free y diferente, pero muy, muy rico, seguro que a más de un cordobés le agrada, eso sí, echamos de menos la consistencia que le da el pan.
No sabíamos dónde colocar algo que pedimos y que nos acompañó durante toda la velada, aunque podría acompañarnos durante toda nuestra vida. Los torreznos, originales, de careta y espectaculares, sobre todo con una buena cerveza, como es el caso. Ya sabemos que es algo de lo que no se puede abusar, pero una vez en la vida hay que probarlos. Nos encantan.

Torreznos friticos al momento. Un pecado admisible.

Y terminamos la ronda de entrantes con una ensalada de tomate Rambo, proveniente de nuestra región y con sabor espectacular, acompañado de unas tiras de lomo de cerdo al wok que hará las delicias de más de un fan de las ensaladas.
Para ir haciendo más hambre, probamos el Lo más Happig Duroc, todo un must si visitáis Happig. Se trata de un plato con una selección de cortes de cerdo tales como el secreto, la pluma, solomillo y presa. Sencillamente deliciosos y con ese sabor a brasas que tanto nos gusta. Están acompañados por unas patatas Bartolas, que no es más que una técnica  para freirlas que inventó un señor que se llamaba Bartolo y que le da una textura casera y cierto regusto a ajo. Interesante acompañamiento.

Lo más Happig Duroc de sus Bartolas. Homenaje carnívoro.

Después de este festival, pasamos a los platos fuertes. Como queríamos probar muchas cosas, pero nuestros estómagos no daban para más, nos tiramos a por la #GorrinoBurger y a por el Hotpork (perrito caliente), ambos con pan de Garcillán.
Empezamos con el perrito, para dejas esa burger para el final, como los buenos. Es la misma salchicha de cerdo ibérico que catamoss antes rebozada de kikos, muy jugosa y sabrosa, sobre todo a la brasa y muy bien secundada por cebolla frita crujiente. El otro reclamo, el pan, bastante bien, sí que echamos de menos que vaya un poco tostado, pero es ideal para probar.

Hotpork. Buena salchicha y buen pan, ¿Algo más?

Como veis en la foto, podemos optar por acompañar el perrito con unos hilos de pepinillo, a nosotros se nos pasó, pero porque está perfecto tal cual, aún así, en Happig nos dan una opción más.
Y al fin llegamos a nuestra víctima, la #GorrinoBurger, una hamburguesa de cerdo ibérico, con una carne muy fina y muy bien cocinada en las brasas. Nos gustó bastante en su conjunto, pero el pan de Garcillan, quizás aquí juega un poco en su contra, ya que, además de no venir tostado, creemos que es demasiado duro y consistente para lo que estamos acostumbrados a ver en una hamburguesa normal. Aún así, es un pan excelente y con su propia identidad. Nosotros lo aprovecharíamos para ponerle un poquito de tomate y unas lonchas extras de jamón :P

La GorrinoBurger. Una sorpresa porcina con un pan demasiado especial.

Aún por ese detalle, la hamburguesa es curiosa y tanto la carne como las verduras -lechuga y tomate- funcionan muy bien y si la complementamos con una (o varias) de las salsas que nos sirven, gana bastante. Ya sabemos que no somos partidarios de echar salsa en una hamburguesa gourmet, pero es que tanto la Louisiana, de la que hemos hablado antes, como la mostaza o el ketchup son realmente espectaculares y nos alegramos de que haya sitios así, que elaboran sus propias salsas.
Aunque echamos de menos unas patatas fritas para acompañar, a pesar de estar llenos, creemos que son necesarias con cualquier burger que se precie. y más habiéndolas probado y sabiendo que están impresionantes.
¿Pensáis que ya está bien? Nosotros también, pero vamos a por el postre, que merece la pena. Primero, un yogur de Cantagrullas con miel. Algo sencillo, de toda la vida, pero que, por sus ingredientes y materia prima es algo delicioso. Morimos de placer.

Yogur artesano con miel. Sin palabras.

Pasamos al siguiente, porque la foto de arriba habla por si sola, parece una cerveza, pero ni os imagináis lo rico que está. Y para finalizar con dulce, una macedonia hecha en la jornada y bañada en zumo de naranja. Otro postre sencillo, de toda la vida, pero cuidado y muy rico. Perfecto para desengrasar o quitarnos el remordimiento por todo lo anterior.

Macedonia con zumo de naranja. La parte "sana".

En definitiva, Happig ha llegado con muchas ganas de quedarse y motivos no le faltan, una imagen muy cuidada y una experiencia bastante agradable, con un local estupendo, amplio y agradable en el que poder degustar una gran variedad de productos de un cerdo de primera calidad a precios bastante interesantes. Además, lo de que sea tienda y además te puedas llevar los platos ya cocinados es ideal para todos. Un concepto de comodidad y calidad que nos ha encantado y que, como nos dijeron, es perfectamente franquiciable, por lo que esperamos ver más locales con el cerdito feliz muy pronto.
Por supuesto, dar las gracias a Happig por acogernos y dejarnos conocer sus productos y su local en compañía de los amigos de Yelp Madrid o con Maite de Madrid me gustas, a la que pudimos desvirtualizar.
PRECIOS DE LOS PLATOS RESEÑADOS:
CERVEZA LA LOCA JUANA: 4 €DOBLE DE CERVEZA ALHAMBRA: 2.50€SALMOREJO: 6.50 €TORREZNOS FRITICOS: 5.50 €CROQUETAS DE JAMÓN: 6€NUGGETS IBÉRICOS: 5 €LO MÁS HAPPIG DUROC: 8 €ENSALADA RAMBO: 6.50 €HOTPORK: 6 €GORRINOBURGER: 7 €
Web | www.happig.es
Podéis encontrar Happig en la Calle Juan Bravo, 52.