En este tiempo, además de conocer a una lista imposible de recordar de gente increíble (y alguno no tanto, claro... No se pueden hacer amigos sin tener enemigos) y descubrir que hay vida más allá del espacio que ocupa mi «oficina» (que no es más que una mesa y un portátil, de momento), he aprendido mucho y he descubierto que no hace falta tener tres maestrías, dos doctorados y un año de Erasmus para poder hacer una presentación delante de cien personas y que, además de parecer que les entretiene, se ríen, no me tiran tomates y, lo mejor de todo: descubren cosas. Y esa sensación de ver que le abro la mente a muchos es lo que me lleva a haberme tirado cuesta abajo y sin frenos a escribir, publicar noticias, redactar artículos, ir a congresos, dar charlas y todo aquello que se precie.
Echo la vista atrás, al 2004, cuando, ¡oh, pobre de mí!, llegué de mi isla paradisíaca a esta ciudad, una tarde fría de otoño (yo, helada y con ropa de verano), con no más que una maleta y mi edredón (por si acaso) colgando de las manos y mucha ilusión (eso sí), y pienso: si hubiese descubierto Twitter por entonces y hubiese tenido internet en casa, ¿dónde estaría ahora? Bueno, seguramente, donde estoy, pero con más años en el archivo del blog y, espero, con todos vosotros.
Aunque solo he escrito 26 entradas, incluida esta (culpo la falta de tiempo de eso), espero superar ese número (con creces) durante este año. Sin embargo, como este blog no sería nada sin vosotros, aunque sí que es verdad que a mí me sirve como terapia (dejé mi diario de lado y, desde entonces, ahorro bastante en papel y boli), quiero recordaros que podéis sugerir temas de los que queráis que hable, cualquier cosa que os llame la atención del mundo de la localización de los videojuegos, cualquier historieta del abuelo cebolleta que queráis que os cuente de la vida de un tester o, simplemente, truquillos para sobrevivir en este mundillo, ya sabéis dónde encontrar mi correo electrónico o dónde se encuentra el espacio de comentarios.
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Muchas gracias por todo, y que cumplamos muchos más