Título original: Ichimei (Hara-kiri: Death of a Samurai)
Año: 2011
Duración: 126 min.
País: Japón
Director: Takashi Miike
Guión: Kikumi Yamagishi
Música: Ryûichi Sakamoto
Fotografía: Kazuko Kurosawa
Reparto: Ebizo Ichikawa, Eita, Koji Yakusho, Hikari Mitsushima
Takashi Miike se pone traje y corbata para dirigir con rotunda seriedad el remake de Harakiri.
En una época donde el honor estaba por encima de todo, incluso de la propia vida, los samuráis entregaban todo para servir fielmente a sus señores. Pero después de las grandes guerras y con un Japón unificado, estos los samuráis quedaron sin trabajo y se volvieron simples ronins, sin nada que hacer, sin nadie con quien combatir. La gran mayoría sin trabajo, su verdadero enemigo ahora es el hambre. ¿Estarán dispuestos estos nobles y legendarios guerreros a perder su honor a cambio de comida o trabajo?
Hanshiro, es un samurái sin recursos para seguir viviendo en tiempos de paz. Pero no está dispuesto a perder su preciado honor, se dirige a la residencia del clan Li para pedirles si le dejarían realizar el ritual del Seppuku en sus jardines para así poder morir con honor. Kageyu, el jefe del clan Li, para tratar que desista en su intento de realizar seppuku, le contara la terrible historia de Motome, otro samurái que antes que llegara Hanshiro había venido aquí mismo con estas mismas intenciones…
Takashi Miike, nos sorprende a todos no por realizar el remake del mítico film de Masaki Kobayashi (Harakiri), sino más bien por la sobriedad y entereza con el que está rodado. Mas viniendo de un director al cual siempre le gusta dejar su toque excéntrico en todas sus películas y después de haber dirigido la brutal 13 Asesinos, todos esperábamos algo más de su estilo, con muchos litros de sangre y giros inesperados. Pero todo esto nunca llego, y a medida que pasaban los minutos, más nos sorprendía esta faceta de Miike, estábamos viendo Hara-kiri: Muerte de un samurái dirigida por el director japonés que genera controversia en todos y cada uno de sus films y aquí no pasaba nada extraño, es más, todo tenía un tono lúgubre, pausado, tranquilo y con una sobriedad que llegaba a asustar, sin olvidarse de escenas realmente duras y dramáticas pero siempre sin llegar a los excesos. Definitivamente era como ver el film del 1962 pero esta vez a color. Hay que quitarse el sombrero por que Miike vuelve a demostrar que maneja todos y cada uno de los géneros en el cine y sabe cuándo debe añadir violencia extrema y desmembramientos y cuando debe prescindir de su sello personal en pos a brindarnos un remake digno de este gran titulo de samuráis.
El film es todo poesía, y nos muestra lo enfermizo, casi rozando el absurdo que podía llegar a ser la palabra “honor” para un hombre. Hara-kiri ha sido rodada en 3D, cosa que personalmente me asustaba un poco, pero tras ver el uso que se le ha dado en el film quede muy satisfecho. Y es que el 3D usado es casi imperceptible, simplemente buscar hacernos sentir que estamos en el mismo Japón feudal de la época, objetivo que logra con creces. Sobretodo destacar la escena que empieza a nevar, puedes sentir el frio de los copos de nieve caer en ti. Toda esta increíble inmersión no se podría lograr de no ser por la espectacular fotografía que corre de la mano Nobuyasu Kita, el cual ya ha trabajado en varias ocasiones con el director nipón. Por otra parte y hablando del tema de la inmersión conseguida en la película, hay que mencionar la música del compositor Ryûichi Sakamoto, que parece quedar en segundo plano pero cobra mucha fuerza sobre todo en las escenas más dramáticas, otorgándoles mucha más fuerza.
Para esto también ayuda y mucho, las increíbles interpretaciones de los protagonistas, un Ebizô Ichikawa espectacular en su interpretación del ronin que busca morir con honor, Hanshiro y el veterano Kôji Yakusho en el papel de jefe del clan Li sin olvidar a la preciosa actriz Hikari Mitsushima, la cual firma una gran actuación como Miho, la hija de Hanshiro.
Indispensable titulo de samuráis, de obligada visión para los amantes del género y toda una lección de buen hacer a la hora de realizar un remake. Atreviéndose a aplicarle una técnica relativamente novedosa y a veces incluso arma de doble filo como el 3D. Takashi Miike vuelve a demostrar porque es uno de los más notables directores que hay actualmente, no solo en su país sino en todo el mundo.
Firma: Omar Parra.