Haré todo lo que tú quieras. Iolanda Batallé

Publicado el 12 febrero 2014 por Carmina
Después de  haberme sumergido en varias novelas no voy a decir densas porque mentiría, pero si con enjundia, novelas que he disfrutado mucho pero que no relajaban mi mente, si no que la mantenían en activo y a pleno rendimiento, decidí dar un poco de descanso a mis esforzadas neuronas, y atacar un libro de esos que solemos llamar de refresco, un libro para intercalar entre lecturas más  potentes.
Mi elección fue una novela erótica que acababa de publicar Martinez Roca, Haré todo lo que tú quieras, pero no encontré lo que buscaba, porque no es una novela de refresco o de esas que consideramos ligeras para descanso, encontré una novela compleja, porque compleja es su protagonista, Nora. Una novela en la que me costó sumergirme y sobre todo entender, pero que una vez terminada aplaudo.
Después de  terminar Haré todo lo que tu quieras, vuelvo a plantearme que se premia en los concursos literarios. Porque si algo me ha quedado claro es que no se premia la comercialidad, porque a mi no me parece que esta sea una novela comercial. De hecho casi puedo aventurar que a los lectores de erótica puede que no les guste, porque yo no la encuadraría dentro del género, y a los amantes de la romántica, es que no le veo el romanticismo por ningún lado a esta novela. 
A estas alturas quizás os preguntéis que nos ofrece Haré todo lo que tu quieras... a mi modo de ver diría que es un viaje interior, la transformación de una mujer que pasa del haré todo lo que tú quieras, a haré aquello que yo quiera... y en el camino las dudas, la lucha constante entre lo que está bien y lo que está mal, los desfallecimientos... y este caos es el que a veces vamos a ver reflejado en la narración, como si estuviéramos en la mente de la protagonista. Por ese motivo no es una lectura ligera, porque a veces hay que ir recomponiendo el puzle, pasamos de los sueños, a los recuerdos, de ahí a una realidad bastante árida, para volver o bien de nuevo a los sueños o a los recuerdos, y todo ello sin previo aviso.
Pero no adelantemos acontecimientos, voy a intentar ser lo más ordenada posible, porque la novela me ha gustado, aún así creo que no va a gustar a todo el mundo por igual y creo que encasillarla dentro del género erótico tampoco ha sido lo más adecuado, porque estas novelas suelen ser más livianas, y esta va mucho más allá supone el despertar de una mujer a la vida a través de su propia sexualidad.
La autor@:
Iolanda Batallé, escritora y editora, ha vivido en Inglaterra, Argentina, Marruecos, Sudáfrica, Estados Unidos y el Baix Empordà. Licenciada en Filología Inglesa, periodista y máster en dirección de empresas, ha colabora en medios como El Observador, El Periódico, Avui, Diari de Girona, RACI y COM Radio, entre otros.
Actualmente reside en Barcelona, donde es directora de la editorial de La Galera y profesora de la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés, del Laboratorio de Letras y del máster de Edición de la Universidad Pompeu Fabra. Es autora de  La memoria de las hormigas, y El límite exacto de nuestros cuerpos.
Con Haré todo lo que tú quieras ha ganado el XLV Premio Prudenci Bertrana en 2013
Argumento:
Nora vive la confortable existencia de la clase alta barcelonesa junto a su marido Roberto, un prestigioso abogado. En un viaje, Nora conoce a Nacho con quién inicia una tórrida relación. A través de él Nora acaba compaginando su vida burguesa con otra faceta que nunca pensó que llegaría a desarrollar.
Nora se nos presenta como una mujer sin complejos, valiente y libre que ha decidido tomar las riendas de su vida. Con su comportamiento, de forma natural, va dinamitando muchos de los roles habituales de las vida en pareja
Mis impresiones
Cuando comencé la la novela, no sabía muy bien a que atenerme, me parecía caótica, como si asistiera a los pensamientos inconexos de una persona. Poco a poco me dí cuenta de que precisamente eso es lo que tenía delante de mí, el proceso de maduración, de cambio, o como lo quieras llamar de una mujer de cuarenta años, atada a un matrimonio convencional, que ha desarrollado ya el síndrome del nido vacío porque sus hijas pasan ya más noches fuera de casa que en ella.
El personaje de Nora, es complejo, muy complejo, nos encontramos a una mujer marcada por las ausencias y las perdidas, una mujer que fue criada por su abuelo, y que pasa de depender de él completamente a hacerlo de su marido. Ni siquiera sabe si se casó enamorada, solo sabe que él ha estado ahí los últimos 25 años, que le quiere, sí, pero no siente deseo por él. Además la relación se ha ido deteriorando poco a poco, entre ellos a penas hay comunicación y Roberto cada vez tiene más viajes de negocios, y pasa más noches sola.
Y quizás no se hubiera planteado nada si en un avión no hubiera conocido a Nacho y este le hubiera hecho sentir placer como nunca lo había sentido. ¿Qué probabilidades hay de que eso ocurra? ¿Una entre un millón? Se que muchas infidelidades han comenzado de la forma más absurda, porque no puede ser un calentón en un avión, porque no pueden las neuronas desinhibirse con un extraño y desear ser tocada siempre de esa forma.
 A partir de ahí la mente de Nora sufre una vorágine que le transmite al lector, recuerdos inconexos de su viaje a Londres, sueños recurrentes, recuerdos de su infancia, mezclados con los de Nacho, dudas, celos, remordimientos todo ello puesto en una centrifugadora y expuesto al lector que en ocasiones puede llegar a sentirse perdido, porque nadie ha dicho que ningún viaje interior sea fácil de afrontar.
Conforme avanza la trama, llegaremos a entender las decisiones posteriores que va tomando Nora, y lo mucho que le cuesta recorrer ese camino en el que la niña buena, aprende a ser mala primero y tremendamente mala o incluso perversa después. Un camino que supone una liberación, el soltar el lastre de un secreto que la estaba destruyendo, y comenzar a pensar en si misma, en sus deseos, en sus necesidades, sin anteponer nada a ello.
La novela está bien escrita, con metáforas muy bien construidas, algunas referentes al medio acuático que se supone domina Nacho, otras meras excusas para hacernos ver como se siente la protagonista. 
Iolanda alterna la narración en tercera persona en que un narrador omnisciente nos va dando una visión más completa, con los diálogos que aportan agilidad a la historia y con los pensamientos y sueños de Nora, y los fantasmas del propio Nacho.
Nora es una mujer muy creativa, es pintora, su mente es plástica, adora la belleza y todo el revuelo que siente lo traslada a su pintura, en la que por primera vez abundan los cuerpos desnudos, pero en las que también plasma episodios que todavía no han sucedido y otros que ya ha vivido, quizás ahí es donde a mi me ha desarmado. Como puede reflejar una escena que todavía no ha vivido, la autora ha dejado un hilo sin atar, porque luego encontraremos la respuesta a nuestras preguntas, casi al final.
Me cuesta mucho leer en catalán, sin embargo está precisamente me hubiera gustado disfrutarla en su lengua original, porque imagino la musicalidad de la narración que al ser traducida se pierde sin remedio, lo que ahora me han parecido cosas inconexas puede que las hubiera disfrutado de otra forma, porque ya me ha pasado con otras novelas que he leído para comprobarlo en las dos lenguas.
Los personajes
Iolanda ha creado unos personajes psicológicamente muy complejos, personas que arrastran fantasmas del pasado y secretos inconfesables. Ello es válido tanto para Nora como para Nacho. Sin embargo Roberto, el marido de Nora, sin arrastrar esos fantasmas desde la infancia también esconde secretos que le van pesando cual losas conforme su economía se va deteriorando.
Sin embargo si hay un personaje que todo lo eclipsa, que llena páginas y páginas sobre no estar presente, ese es el abuelo. La persona que crió a Nora, la que la hizo como es, la que la obligó a cargar con su secreto, el que después la abandonó porque la muerte no perdona ni a los que se creen indispensables. Por su culpa he recorrido todos los arcos del sentimiento, desde la admiración al rechazo más absoluto. 
Me ha costado comprender a Nora, a Nacho, a Roberto, a las hijas de Nora y al propio abuelo, para mí eran personajes demasiado ajenos y eso que Nora tiene más o menos mi edad, sin embargo nuestras circunstancias no pueden ser más distintas. Al final he sido capaz ponerme en la piel de casi todos ellos, de entenderlos en algunas de sus acciones, pero no he sabido empatizar con ellos al 100%.
Lo que más me ha sorprendido es la poca caracterización física de los personajes, a penas unas pinceladas, se centra más en su forma de ser, en su interior, y eso es un placer para cualquier lector, además de un ejercicio de creatividad al permitirnos imaginarnoslos como más nos plazca.
Conclusión
Si buscas una novela erótica, mejor indagas en otros títulos, porque en esta encontrarás erotismo, sensualidad e incluso sexo a raudales, muchas veces más implícito que explicito, sin embargo no se parece en nada a lo que hayas podido leer hasta el momento, no es una novela dulzona, el erotismo es una excusa para algo más importante la liberación de tabues.
Si buscas una novela de transición y liviana, te vas a encontrar con una novela compleja, que te hará pensar, que te obligará a unir las piezas del puzle, aunque al final terminan encajando ellas solas, y quizás si eres mujer desearás ser como Nora e iniciar ese viaje interior para ir soltando amarras y encontrar por fin la felicidad, o al menos sentar las bases para ella.
Si buscas unos personajes bien dibujados y una narración espléndida, vas en la dirección correcta, una vez vencido el desconcierto inicial serás capaz de disfrutar de la historia y de la forma que está escrita, disfrutaras de este viaje interior.
Retos
25 españoles
Febrero: mes del amor