777 Casino Dr
28719 Cherokee - North Carolina (USA)Habitación: 2014
Fecha de entrada: 15/05/2023
Tarifa: A la entrada de esta pequeña ciudad, reserva india, jalonada de pequeños comercios orientados al turismo y de algunos hoteles de reconocidas marcas internacionales encontramos un enorme edificio de 20 alturas divido en dos torres y rodeado de jardines y parterres que crean en la parte baja enormes espacios -cubiertos- para ofrecer el servicio de aparcacoches y para la subida y bajada de viajeros. Altísimas cristaleras enmarcadas en aluminio dorado dejan ver el interior del un enorme hall de recepción. Dos puertas correderas, en las que destaca -y sorprende- una pegatina que indica 'prohibidas armas' nos dejan en un espacio de dimensiones descomunales. Suelo de mármol blanco, techos a 10 metros. A la derecha, allá al fondo, un mostrador para los empleados del parking, un Starbucks y una enorme chimenea de gas -encendida- con unos cuantos sofás para la tertulia. A la izquierda, allá al fondo, una bulliciosa barra de bar con enormes pantallas que emiten deportes. A su alrededor varias mesas para tomar algo. Enfrente, tras una amplia zona con sofás y una fuente con decoraciones vegetales encontramos el impresionante mostrador de recepción. Altísimo y anchísimo. En la parte de atrás hay un grandísimo mural con maderas y metal dorado. Sobre el mostrador se ofrecen algunas informaciones sobre el hotel en unas pantallas digitales. Detrás nos atiende un joven de rasgos indios, vestido con ropa quizá demasiado deportiva, que acaba siendo de Pontevedra. El proceso de registro es rápido y amable y nos pregunta por la ubicación y el estilo que preferimos para nuestra habitación. Nos explica la ubicación de las decenas de servicios que tiene el hotel (varios restaurantes, casino, piscina, bares...) y sus horarios y la manera de utilizar el wifi, que es gratuito, estable y veloz en todo el complejo. Hacia la derecha, y pasando junto al bar, nos dirigimos hacia los ascensores. Antes de ellos pasamos junto a un bullicioso restaurante. Un enorme distribuidor, decorado con algunos muebles y espejos nos deja ante seis enormes ascensores de puertas metálicas algo sucias. Dentro un enorme espacio con paredes y suelo -también sucio- oscuro que sube velozmente hasta la planta indicada, que va pasando en una pantalla digital. Las puertas se abren a otro recibidor enorme, con paredes blancas, armarios y espejos. A la derecha, tras unas puertas automáticas encontramos el pasillo al que se abren las habitaciones.
La pared del fondo está ocupada por una enorme ventana con vistas a las montañas y protegida por un visillo blanco y un pesado foscurit en color azulado. Junto a la ventana una grande y cómoda butaca con reposapiés en piel azul y una mesa redonda de metal y silestone.
En el lado derecho del dormitorio, bajo una pared de vescom negro, se empotra en madera un cabecero doble y bajo él una enorme cama vestida con un suave nórdico blanco y una sábana bajera algo estrecha que llega justo a la parte superior del enorme colchón situado sobre un canapé de color negro. Suaves sábanas blancas. Durante los cinco días que estuvimos en el hotel ni uno solo vinieron a hacernos la habitación -ni el baño-. Aunque nos quejamos, nos dijeron que 'así hacen allí las cosas'. A cada lado de la cama hay sendas mesillas de madera con cajones. En una de ellas un moderno teléfono, en la otra un aparato de radio despertador. Por encima de ellas, empotradas en el cabecero encontramos sendas lámparas de noche metálicas con tulipa cuadrada de color blanco con pequeños interruptores en el aplique para poder encender la luz. Además enchufes normales, y otros USB a disposición.
En la pared restante hay un feo cuadro con motivos geométricos en tonos azules y marrones. Además encontramos el display del aire acondicionado muy sencillo de utilizar con una pantalla que indica la temperatura actual y la deseada y dos botones de subir y bajar la misma. Como hay un permanente ruido de aire, bastante molesto, no detectamos si encender el aire acondicionado este incrementa el sonido. Justo debajo del mando del aire hay una pequeña luz blanca que se ilumina cuando todas las demás se han apagado y que llega a molestar durante la noche porque es imposible desconectarla. La insonorización interior y la exterior, ambas, son excelentes.
Paredes en vescom y suelo de gres en color arena clara. En la parte de atrás de la puerta, dos pequeñas perchas para ropa o toallas. En el lado izquierdo, junto a un feo cuadro de motivos geométricos un inodoro típicamente americano con escasa potencia en la descarga de la cisterna. Bajo el cuadro, el portarrollos de papel higiénico. Hay otro de repuesto sobre la cisterna. Frente a la puerta, la ducha, enorme, con suelo de gres en paredes y suelo. Doble ducha: una anclada a la pared, típica americana y un rociador generoso de efecto lluvia en el techo. La temperatura es excelente, pero quizá falta algo de presión. En un rincón encontramos, en una jabonera metálica una pastilla de jabón y un bote de champú, claramente insuficiente -y que no se repone- para nuestra estancia de cuatro noches. Todo ello protegido por una antihigiénica cortina blanca plastificada -que por otra parte es lo típico en USA-. En la ducha y sobre el inodoro hay dos puntos de luz en el techo, que al activarnos ponen en marcha también un extractor de aire de incómodo sonido.
Si la entrada fue algo cálida, la salida fue gélida. Adiós sin más.
Calidad/precio:
Servicio: 5
Ambiente: 8.5
Habitación: 8
Baño: 8.5
Estado de conservación: 10
Desayuno:
Valoración general: 8