Harrison. Ese señor que siempre tenía cara de serio, el que parecía inmutable pero en realidad llevaba la procesión por dentro (eso dicen). Harrison. Algo así como el mudo donde hablaba hasta el baterista, que siempre está lejos y atrás de todo. Harrison. Nos hacen acordar de él porque se murió y no porque casi todos los días por una u otra razón hablamos de los Beatles (pero se supone que ahora hablamos sólo de Harrison). Entonces: Harrison. “El compositor oculto”, una mentira que a esta altura de la vida no tiene sentido sostener, cuando tenía al lado a John y Paul. Harrison. Veintipico de temas con su grupo y discos solistas hermosos como All things must pass y Living in the material world. Harrison. Las cenizas esparcidas en la India. Harrison. El beatle denunciado de plagio después de influenciar y alegrar al mundo entero, algo así como un chiste de mal gusto, ganas de joder o ambas cosas combinadas en un acto desagradable. Harrison. Y los instrumentos que sonaban lindo, aunque fuera sólo una simple guitarra. Harrison. Slide. Harrison. La melodía de Norwegian wood replicada, como Paint it, black. Harrison. La voz casi igual a la de John, ésa que con los años aprendimos a identificar… porque leímos en los discos que esos temas los había hecho y los cantaba él y no la dupla Lennon / McCartney. Harrison. Y la segunda muerte trágica; de cuatro tipos que nos hicieron felices, uno murió asesinado por un infeliz y el otro devorado por un cáncer de mierda. Harrison. El tipo que le dejó su mujer a Eric Clapton porque le compuso un tema zarpado. Harrison. El que originó el supergrupo de pop / rock más groso que hubo (o al menos, muy difícil de igualar) porque quería poner ¡de lado B de un single! -para su disco Cloud nine- un temita con amigos. Harrison. No me molesten: declaración de principios o necesidad de paz temprana; como sea, hermosa manera de arrancar. Harrison. El que escuchaba pero no hablaba. Harrison. Siempre impasible, lánguido y duende, podría haber sido jockey de joven. Harrison. Las guitarras de la intro de And your bird can sing. Harrison. Something y la canción de los Beatles que te sigue matando (invierta el sentido literal, lector) cuando la escuchás... incluso a pesar de haber escuchado la versión en español de Sergio Denis. Harrison. Y el Concierto para Bangladesh con, otra vez, amigos que nunca vamos a tener. Harrison. Ni me acuerdo del día en que murió, tenía 15 años y todavía no escuchaba a los Beatles, apenas si sabía su nombre. Harrison. Los Beatles debe ser la única banda donde el bajista era el guitarrista y el guitarrista era el bajista; por personalidad. Harrison. Long, long, long, el tema que siempre olvido del Álbum blanco: si me lo preguntan ahora, no lo puedo tararear. Harrison. Guitarra vas a llorar y la traducción más pedorra del nombre de una canción en la historia de la música pop. Harrison. El copado que aparece en los Simpson y le señala a Homero dónde están los panquecitos; qué agradable sujeto. Harrison. Y el sol de la canción que es el sol, si me hago entender.Harrison. Ocho letras de un apellido, y un genio que siempre vale la pena recordar aunque la fecha aniversario (horrible) haya sido anteayer.