Por muy mal que le hayan ido las cosas, la comedia no es un género en el que el Harrison Ford se haya refugiado nunca decantándose siempre por el cine de acción. Aún recuerdo aquella tontería titulada Hollywood Departamento de Homicidios donde el veterano actor resultaba lo mejor de la función y demostraba que es un género que domina. Pero en un punto de su carrera donde los éxitos están demasiado ligados al pasado y las arrugas ya no le hacen creíble como héroe, era el momento justo de hacer una comedia romántica de las grandes. Y visto el reparto de Morning Glory podemos asegurar que Ford ha hecho la mejor elección posible.
Rachel McAdams es un joven productora a la que le llega la oportunidad de oro en forma de programa matinal. Su primera decisión es sacar del retiro a la antigua estrella Mike Pomeroy (Ford) para que ayude a la consolidada presentadora del espacio (Diane Keaton) a levantar las audiencias. Pero la desgana de Pomeroy y su tendencia a la botella no tardarán en enfrentarle tanto a la copresentadora como a los miembros del equipo (Patrik Wilson y Jeff Goldblum). Entonces el personaje de McAdams tendrá que poner orden a la vez que intenta compaginar un incipiente romance con el de Wilson.
Pero no os echéis a temblar, ya se que la trama parece una mezcla entre El diablo viste de Prada (con la que comparte guionista) y La Cruda realidad, pero en esta ocasión el responsable de coordinar todo esto es el muy correcto Roger Michel, que tras dar en la diana con Notting Hill se dedicó a realizar los muy recomendables dramas El intruso, La madre y sobretodo Venus, que le valió una nominación al Oscar a Peter O´Toole hace un par de años. Viendo el trailer cualquiera diría que se trata de otra comedia romántica de Nancy Meyers (Cuando menos te lo esperas, No es tan fácil), pero tengo fe en que Michel habrá sido capaz de decantar la balanza en favor de las carcajadas, sobretodo teniendo a un actor tan poco explotado en el registro.