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Harry Potter y el Cáliz de Fuego de J. K. Rowling

Publicado el 20 enero 2011 por Kovua
Harry Potter y el Cáliz de Fuego de J. K. RowlingHarry ya tiene catorce años, pero sus tíos siguen comportándose tan mal con él como siempre, por suerte, sus amigos le esperan para ver el final del campeonato de quidditch. Pasa el final de las vacaciones en casa de la familia Weasley la cual se encuentra reunida para ir a la final del campeonato.
En el transcurso de la final aparecen mortifagos, los secuaces de Voldermort, quienes hacen aparecer en el cielo nocturno una calavera con una serpiente saliéndole de la boca, esta es la señal de que el señor tenebroso ha vuelto.
Mientras tanto en Hogwarts, la escuela de magia y hechicería han preparado el Torneo de los Tres Magos. Un torneo en el que los seleccionados tendrán que superar tres pruebas junto a colegios de magia de otros países además de Hogwarts. Pero este año habrá un cuarto participante que tendrá que superar las pruebas a pesar de no tener ni la experiencia ni la edad de sus contrincantes. Harry Potter.
Esta vez Harry, Ron y Hermione tendrán que pasar por los celos y las envidias entre ellos, a fijarse en el interior de las personas y no en las apariencias. También aprender a dejar de lado el orgullo y a ver a los elfos domésticos como personas, no como animales o sirvientes. 
Recomendada para los fans de la saga, también para aquellos que disfrutan del misterio, en este encontraran más páginas de magia y diversión que en los anteriores, también sabrán la verdadera forma del eterno enemigo de Harry, Voldermort.
Extractos:
Si Snape o McGonagall encontraron extrañas aquellas instrucciones, lo disimularon, porque tanto uno como otra se volvieron de inmediato, y salieron del despacho. Dumbledore fue hasta el baúl de las siete cerraduras, metió la primera llave en la cerradura correspondiente, y lo abrió. Contenía una gran cantidad de libros de encantamientos. Dumbledore cerró el baúl, introdujo la segunda llave en la segunda cerradura, y volvió a abrirlo: los libros habían desaparecido, y lo que contenía el baúl era un gran surtido de chivatoscopios rotos, algunos pergaminos y plumas, y lo que parecía una capa invisible que en aquel momento era de color plateado. Harry observó, pasmado cómo Dumbledore metía la tercera, la cuarta, la quinta y la sexta llaves en sus respectivas cerraduras, y volvía a abrir el baúl para revelar en cada ocasión diferentes contenidos. Luego introdujo la séptima llave, levantó la tapa, y Harry soltó un grito de sorpresa.
Tenía peinado el cabello en unos rizos muy elaborados y curiosamente rígidos que ofrecían un extraño contraste con su rostro de fuertes mandíbulas; llevaba unas gafas adornadas con piedras preciosas, y los gruesos dedos —que agarraban un bolso de piel de cocodrilo— terminaban en unas uñas de varios centímetros de longitud, pintadas de carmesí.

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